El amor tiene una "frecuencia" muy alta y si se experimenta, las reacciones positivas en cuerpo y mente son ilimitadas.
Los humanos somos sociables y los lazos con la familia, compañeros de trabajo, comunidad y el amor romántico, son importantes para la salud mental y física.
Cuando la persona se siente querida, es más probable que sea feliz y más saludable. Y tiene menor riesgo de enfermarse o mayor oportunidad de sobrevida si se enferma, anota el médico Dean Ornish en su libro Amor y sobrevida, la base científica del poder curativo de la intimidad.
Algunas investigaciones anotan la mejoría en la salud que experimentan las personas cuando se enamoran o viven otras emociones positivas, como compasión o gratitud.
Todo mejora
Cuando experimentamos emociones positivas, el corazón se hace más rítmico y ayuda a las funciones de la corteza cerebral, que determina cómo pensamos o la respuesta que damos a diferentes situaciones.
Cuando estamos inundados con emociones positivas, el sistema inmune trabaja mejor y nuestro cuerpo tiene mayor capacidad de regenerar los 300 billones de células que cambiamos cada 24 horas. Si por el contrario, estamos experimentando resentimiento, odio o enojo, las hormonas del estrés, como el cortisol, son liberadas a la sangre, produciendo una menor respuesta del sistema inmune y una mayor probabilidad de enfermar.
Los niveles elevados de cortisol disminuyen los niveles de la hormona DHEA (dehidropiandrosterona), involucrada en incontables funciones del organismo. Se ha anotado en numerosos estudios científicos la relación directa entre elevados niveles de cortisol y disminución de los niveles de DHEA, con lo cual se produce el daño celular que viene con el envejecimiento.
Candace Perth, en su libro: Lo que usted siente es lo que usted hace , asegura que las endorfinas, sustancias cerebrales naturales que se producen en el cerebro (también llamados químicos felices), son liberadas cuando sentimos amor. Las endorfinas estimulan la producción de "células asesinas naturales" en el sistema inmune, que entre otras muchas funciones ayudan a combatir el cáncer.
La "química" entre dos
Nuestra capacidad de "unión emocional" con otra persona es medida por lo que muchos investigadores llaman "la repuesta límbica". El sistema límbico está localizado en el cerebro y es donde residen sentimientos de amor, odio, felicidad, orgullo, etc.
La resonancia límbica es "entonarse" con otro en un estado interno. Ocurre a través del contacto directo a los ojos, y las sensaciones múltiples que las personas involucradas sienten, sin necesidad de hablar. Dos sistemas nerviosos tienen el mismo ritmo.
La resonancia límbica es responsable de las "palomitas" en el estómago al estar en presencia de la persona amada. O por el contrario, sentir repulsión por una persona que escasamente conocemos.
El ser humano es un animal sociable y la sociabilidad va más allá de la necesidad del amor romántico y la reproducción. La fisiología moderna ha demostrado que no somos un organismo cerrado, que solo responde a cambios internos. Respondemos a la resonancia límbica de otros, en niveles hormonales, frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, respuesta del sistema inmune, liberación de químicos cerebrales y muchas otras funciones.
Para muchos de los investigadores, la salud y felicidad, van ligadas a la resonancia límbica de las personas que tenemos a nuestro alrededor y el poder que tenemos de vivir con ellas en un mismo "ritmo".
Esta respuesta es lo que se conoce como la "química" en una pareja, y no es más que la liberación natural de ciertos químicos cerebrales que son estimulados por emociones intensas como el amor y el odio.
El ser humano, como otros mamíferos, necesita el contacto físico y emocional.
Necesitamos la conexión física y emocional, uno enfrente del otro, esa es la herencia de nuestros ancestros, que hasta hace solo 10 mil años eran cazadores y recolectores. No hemos cambiado en tan poco tiempo las respuestas fisiológicas que evolucionaron por millones de años.