EscucharBruselas, 19 sep (EFE).- Una pequeña empresa belga ha lanzado al mercado la "Salam-Cola", un refresco de aspecto y sabor muy similar a la "Coca-Cola", pero fabricado en Bélgica como alternativa al producto estadounidense.
Los fabricantes del refresco, que comenzó a venderse esta semana en ultramarinos, comercios nocturnos y gasolineras belgas, tienen previsto comercializarlo sobre todo en los países islámicos, aprovechando el sentimiento anti-estadounidense de la población.
El responsable de la empresa, Hassan Syed, explicó al diario belga "La Derniere Heure" que el proyecto nació después de un viaje que hizo por los países del Golfo pérsico y Pakistán, donde "los sentimientos anti EEUU y el boicot a sus productos están muy presentes".
La constatación de este fenómeno animó a Syed a pensar en un refresco que pudiera representar una alternativa a "una de las marcas más extendidas en el mundo", imitando la estrategia ya iniciada por otros productos como la "Meca Cola" o el "Muslim Up".
La nueva marca emplea la palabra árabe "Salam", que significa "paz", y se utiliza habitualmente como saludo.
La empresa, situada en la localidad belga de Hornu y que cuenta con sólo cuatro empleados, ya ha iniciado contactos con Túnez, Libia, Qatar y Arabia Saudí para la exportación del refresco, y estima que las ventas pueden alcanzar una cifra de 500 millones de litros en seis meses.
La exportación a los países árabes comenzará en octubre, coincidiendo con el final del Ramadán, señaló el responsable de la empresa.
"Hemos querido lanzar el producto en Bélgica porque somos belgas. No sólo las personas árabes boicotean los productos estadounidenses añadió Syed, quien subrayó que la empresa no desea ceñirse a un tipo determinado de público.
La compañía, que subcontrata toda la parte de producción, emplea latas fabricadas en Bélgica y botellas procedentes de distintas localidades del norte de Francia.
Además de los países árabes, la empresa comenzó la pasada semana a vender en Francia y tiene previsto empezar a hacerlo próximamente en Alemania. EFE
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