El pueblo gitano se parece a la música: no conoce fronteras ni pide permiso para colarse entre la gente; se alimenta de símbolos y, en cada viaje, crece y cambia.
En Hungría, los gitanos son la minoría étnica más importante y, a través del tiempo, han contagiado a ese país centroeuropeo, con sus danzas y sus melodías. Esta semana, con la presentación del Ensamble Rajko, podremos ser testigos de sus tradiciones.
"A través de la música y el baile hemos encontrado la mejor manera de mantener viva nuestra memoria, de trasmitirle a los jóvenes nuestra tradición, nuestras emociones y lamentos. Cuando bailamos y hacemos música no contamos historias: despertamos los sentimientos que están adormecidos en el alma de la gente. La música no la hacemos ni con las manos ni con la cabeza. Tocamos con el corazón; a lo mejor, por eso se dice que tenemos tanto talento para improvisar" comentó István Gerendasi, director de la compañía.
Después de un día entero de viaje y solo hablando el idioma húngaro, seis músicos y dos bailarines arribaron a nuestro país para ser parte del X Festival Internacional de la Música. Nunca antes habían estado en Centroamérica, y por eso reservan inmensas expectativas sobre este encuentro de culturas.
En el espectáculo, que se presentará en numerosos escenarios del país, la fusión entre lo clásico y lo popular estará siempre presente.
Traen instrumentos como el cimbalón (especie de piano que no tiene teclado y en el que las cuerdas son percutidas con bolillos), la viola húngara (que posee únicamente tres cuerdas) y el tarógato (instrumento de viento cuya sonoridad recuerda la del fagot).
Tales instrumentos se mezclarán con los violines, el clarinete y el contrabajo de cualquier ensamble clásico.
Alma y virtuosismo
"Para nosotros, la vida es, al mismo tiempo, fogosa y cándida, alegre y plañidera, ligera y memorable. Todo puede convertirse en música; no hace falta hablar el mismo idioma, tener los mismos recuerdos o frustraciones", afirmó Gerendasi, mientras se remontaba al principio de esta aventura artística que tiene más de 50 años.
"Éramos un grupo de amigos y teníamos la idea de mejorar la calidad de vida de los gitanos utilizando la creación y el placer de la música. Rápidamente nos convertimos en el mayor grupo artístico en toda Europa: fundamos una escuela y tuvimos más de 1.200 integrantes y 23 grupos profesionales".
Con el tiempo las cosas fueron cambiando y, después de la caída del régimen socialista, Rajko perdió el apoyo estatal que le había permitido recorrer el mundo.
"Como tenemos que autofinanciarnos, nos hemos ido encogiendo. Aún mantenemos varios ensambles y hacemos muchas giras, pero hemos ampliado nuestro repertorio con obras universales que ejecutamos sin perder de vista nuestra forma de hacer y entender la música. Para nosotros, lo más importante es el alma, el virtuosismo y la improvisación".
Agenda en mano
Hotel Camino Real, San Salvador, El Salvador. 26 y 27 de julio. 7 p. m.
Hotel Casa de Santo Domingo, Antigua, Guatemala. Domingo 30 de julio. 3 p. m.
Club Unión. Jueves 3 de agosto. 8 p. m.
Teatro Nacional. Viernes 4 de agosto. 8 p. m.
Hotel Sugar Beach. Domingo 6 de agosto. 5:30 p. m.
Inbioparque, Sto. Domingo de Heredia. Miércoles 9 de agosto. 7:30 p. m.
Hotel Tirol, en Heredia. 15 de agosto. 12 m.
Reservaciones: 234-6802.