Muchos recuerdan las entrevistas que el periodista David Frost le hiciera al expresidente Richard Nixon en una serie de cuatro programas emitidos en 1977.
Para quienes no, este viernes se estrena en el país Frost/Nixon –cinta nominada en la última entrega de los premios Óscar como mejor película–, filme que desnuda un momento crítico en la historia política de los Estados Unidos y que a su vez se convirtió en un hito sobre el poder de la prensa.
Desde cualquier óptica, el caso Frost y Nixon fue un suceso que ha dado mucho de qué hablar. No por menos figura como el espacio político más visto desde que se inventó la televisión.
En total, 45 millones de televidentes sintonizaron en el verano de 1977, la primera entrevista, por la cual Frost debió pagar $600 mil a Nixon. La misma culminó con la asunción de responsabilidades del expresidente en el caso Watergate y su disculpa a una nación indignada por los abusos de poder.
Las restantes tres se emitieron el 12, 19 y 25 de mayo del mismo año y tuvieron un impacto similar. Esta se convirtió en la última aparición televisiva de Richard Nixon antes de su muerte, ocurrida en abril de 1994.
Fue el oscarizado director Ron Howard ( A Beautiful Mind , 2001), quien tomó la batuta de este proyecto, apoyado por el guionista Peter Morgan ( The Last King of Scotland , 2006) y con protagonistas como Frank Langella y Michael Sheen en los papeles principales.
Los hechos. Bajo el contexto de los hechos, el escándalo Watergate había obligado a Nixon a dimitir en 1974. Tres años después, seguía alejado de los medios de comunicación.
De forma inesperada, el político concedió al periodista inglés –muy popular en el momento por sus programas de variedades–, una serie de entrevistas exclusivas.
Con la ayuda de un par de investigadores y un productor de la ABC, Frost afrontó la primera entrevista el 23 de marzo de 1977, en una mansión de Monarch Bay, California.
Este largometraje no solo recrea aquellas entrevistas que cautivaron a Estados Unidos, sino las semanas de maniobras y negociaciones que llevaron a cabo Nixon y Frost junto a sus respectivos equipos. Explora la historia que no se contó y que desembocó en un cara a cara definitivo ante la opinión pública.
Según las notas de producción del filme, a las que tuvo acceso Viva por medio de la empresa Romaly –distribuidora de la cinta en el país–, Nixon sorprendió a todos al escoger a Frost como su “confesor televisivo”, seguro de que podría con el presentador británico ganarse los corazones y las mentes de los estadounidenses.
“El equipo de Frost no estaba seguro de que el periodista fuera capaz de llevar a Nixon adonde quería. Pero en cuanto empezaron a rodar, comenzó la batalla”, mencionó el documento.
Durante la entrevista, cada una de las partes (Frost y Nixon) reveló sus inseguridades, su personalidad y sus inesperadas reservas de dignidad, para llegar por fin a una asombrosa e inesperada exhibición de sinceridad.
Doce días después, las grabaciones habían concluido, y su resultado no podía ser más devastador para Nixon, pues en ellas quedaba de manifiesto su verdadero papel en el caso Watergate.
Precisamente, este caso reveló que cinco personas fueron descubiertas colocando micrófonos en el edificio Watergate, una importante sede demócrata. The Washington Post reveló los vínculos entre los espías y la Casa Blanca.
En teatro. No obstante, la historia que ahora llega al cine –y que obtuvo cinco nominaciones en la pasada entrega de los premios Óscar–, está basada en una obra de teatro escrita por el mismo guionista Peter Morgan.
Morgan entró en contacto con el mundo de David Frost y de Richard Nixon en 1992. Vio un programa biográfico del presentador y le fascinó lo que David Frost había sido capaz de conseguir del famoso y astuto personaje.
“El contraste de la vida de ambos me intrigó. Yo estaba convencido de que la historia podía convertirse en una obra de teatro, siempre y cuando las entrevistas se presentaran como una pelea entre gladiadores, con las palabras y las ideas como únicas armas”, argumentó Morgan en las notas de producción de la película.
El guionista agregó: “Me di cuenta de que ambos campos se preparaban como lo hacen dos jugadores de ajedrez o dos boxeadores, había mucha estrategia. Pensé que sería posible redactar las escenas de las entrevistas con las palabras que usaron y darles un giro para obtener las subidas y bajadas de un auténtico enfrentamiento”.
Frost/Nixon , la obra de teatro, se estrenó en el Donmar Warehouse de Londres en agosto del 2006, bajo la dirección de Michael Grandage.
Piezas claves. Ahora, en la versión de la gran pantalla, junto a Frank Langella (Nixon) y Michael Sheen (Frost) –ambos repiten sus papeles de la obra de teatro–, se les une Kevin Bacon, quien interpreta al coronel Jack Brennan, asesor principal de Nixon, personaje clave en su equipo de colaboradores y feroz guardián que guió al expresidente en la estrategia de las entrevistas.
Dos brillantes asesores prepararon profunda e intensamente a Frost: Oliver Platt interpreta a Bob Zelnick –estratega y editor ejecutivo de las entrevistas– y Sam Rockwell es James Reston Jr., conferencista universitario, guionista de Frost y acerbo crítico de Nixon.
La motivación de ambos era desenmascarar al verdadero Nixon y fueron los arquitectos de la estrategia de Frost, mientras se encargaban de vender los derechos de las entrevistas y conseguir una cadena de televisión que las quisiera transmitir.
Completa el reparto Rebecca Hall, como Caroline Cushing, mujer enamorada de Frost; Toby Jones, como Irving Swifty Lazar, agente de Nixon, y Matthew Macfadyen, como John Birt, productor británico de Frost.
Ahora, una nueva generación de espectadores tendrá ocasión de comprobar porqué entró en la leyenda ese tenso y revelador diálogo entre un político y un periodista.