El maestro tiene 85 años de edad, 70 de creación plástica y alrededor de 950 esculturas.
Números redondos modelados con trabajo, que han recorrido el siglo en la intensa travesía de un hombre que nunca padeció pequeñeces éticas ni estéticas.

Radicado en México desde 1936, este costarricense universal de nacionalidad mexicana, exhibe por primera vez 50 dibujos en el Museo del Palacio Arzobispal, desde el pasado 28 de agosto, en una exposición denominada Francisco Zúñiga, del dibujo a la escultura, informa el diario mexicano Reforma en su edición del 25 de agosto.
La exposición, surgida de la indagación sobre los antecedentes de las nueve piezas de Zúñiga que forman parte de la colección Pago en Especie, de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México, evidencia su inagotable pasión por la figura humana, conservada desde los primeros años de su infancia, agrega la nota de Reforma.
De las cuatro salas del Museo dedicadas a la muestra, la primera expone parte de su obra monumental, mientras que la segunda enseña un cambio de concepto estético y muestra su preocupación social, elaborada plásticamente. En la tercera sala se exhiben cinco relieves. El recorrido de la muestra termina en una sala donde descansan seis esculturas de gran formato.
Asimismo, el Museo recrea el taller del artista, en un espacio especialmente preparado, con la idea de acercar al público a esa atmósfera enrarecida de la intimidad creadora; al escenario lúdico donde Zúñiga consolidó su lenguaje plástico, en especial la línea y forma de sus dibujos.
Claro lenguaje de sombras
El maestro Zúñiga perdió la vista en 1990. Sin poder dejar de trabajar, terminó una serie denominada Terracotas (barro cocido), que fue expuesta en 1994 en el Palacio Nacional de Bellas Artes.
"Como si toda su existencia hubiera sido una preparación para los tiempos en los que la vida misma le impusiera la prueba suprema, en el momento en el que el escultor pierde la vista, la memoria se agudiza en sus manos para convertirse en visión táctil, su intensidad creadora no se doblega. Por el contrario, el Maestro cierra su ciclo creativo con el esplendor de pequeñas piezas que son energía pura", ha escrito la directora del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo de nuestro país, Virginia Pérez-Ratton.
En esta ocasión, paralelamente a los espacios normales de exhibición, el Museo del Palacio del Arzobispado ha preparado una sala especial "libre para tocar", donde se podrá leer el arte desde la oscuridad. Dirigida a personas con discapacidad visual y provista de antifaces para todos aquellos que quieran experimentar la percepción del arte, exclusivamente a través de sus manos, la sala propone una forma distinta de acercamiento a la obra del artista, desprejuiciada de los estrechos rigores de las exposiciones habituales.
En general, esta exposición-homenaje pretende esbozar un trazo de aproximación a la poco conocida faceta de dibujante, del maestro Zúñiga.