Fernando Diez Losada
Un autor, que quiso hacer un ingenioso juego de palabras, llamó a nuestra centuria (me refiero a la que está transcurriendo y casi terminando) el siglo de las siglas.
Efectivamente, las siglas han invadido nuestros medios escritos y nos han dejado inmersos en un mare mágnum de signos cabalísticos que, además, muy frecuentemente se manejan a contrapelo de la normativa y del genio de nuestro idioma.
A menudo las siglas van precedidas de artículo determinante (el, la). En estos casos, el género de ese artículo será el del sustantivo principal del nombre o expresión nominal a que corresponde dicha sigla. Así, diremos, por ejemplo, la AID (por cuanto el sustantivo agencia es femenino), la FIFA (por el femenino federación), el PIB (producto es masculino), la ANDE (asociación), el OIJ (organismo)...
Sin embargo, este punto presenta no pocas situaciones de dudas y vacilación. Como en el caso en que la expresión nominal que representa la sigla está en inglés (situación bastante frecuente). Si en inglés los sustantivos no tienen género, ¿qué artículo (el o la) utilizaremos antes de la sigla? Por ejemplo, en el ambiente político se habló en su época de las conversaciones realizadas por las grandes potencias para la limitación de armas. Esta actividad se conoce con la sigla SALT (Strategic Arms Limitation Talks: Conversaciones para la limitación de armas estratégicas). El sustantivo principal talks no es ni masculino ni femenino, y sus posibles versiones españolas (conversaciones, charlas) nos llevan más bien a un eventual artículo femenino la. Sin embargo, unánimemente se ha escrito el SALT; tal vez porque en nuestra mente permanece más bien el concepto de tratado o convenio.
En ningún caso la sigla admitirá pluralizantes. En las llamadas siglas lexicalizadas (que representan objetos o fenómenos susceptibles de pluralización: OVNI [objeto volador no identificado], DEG [derecho especial de giro], LP [long play: disco de larga duración], etcétera), la sigla permanece igual para el singular y para el plural. Ejemplos: "Un campesino observó varios OVNI en Nueva York"; "La cuenta de DEG costarricense asciende a..."; "Hay una liquidación de LP en el Centro Comercial". Es totalmente ajeno al genio de nuestro idioma y a la normativa gramatical el uso de la fórmula seudopluralizante (al estilo inglés) que consiste en un apóstrofo seguido de las s minúscula: OVNI's, DEG's, LP's, ONG's...
No sabemos aún qué nuevas sorpresas lingüísticas nos deparará el siglo XXI, que ya está muy cerca. Mientras tanto, tratemos de poner orden y armonía en este difícil arte de la comunicación. Ahora. En el siglo XX. En el siglo de las siglas.