EL MAR TIENE VOCES, y una de ellas es la de un piano capaz de forjar leyendas. He aquí la base del relato lírico presente en una cinta italiana que ahora se exhibe por acá; se trata de La leyenda de 1900, con el significativo subtítulo de La leyenda del pianista.
La película es del realizador italiano Giuseppe Tornatore, muy conocido por su emotiva película Cinema Paradiso (1989), de quien luego vimos un filme nostálgico: Estamos todos bien (1990), y por la ruta del video nos llegó otra valiosa cinta suya: El fabricante de estrellas (1995).
Esos títulos sirven para convencernos del aliento poético que fluye de las películas de Tornatore, lo que ahora se demuestra (con abundancia) en La leyenda de 1900. Aquí, el lirismo de las imágenes, el seductor diseño de los personajes y la sensible estructuración del argumento nos dan un filme idílico, cuya composición poética nos recuerda que el cine tiene alma, y solo basta que un buen director (como Tornatore) la recupere con la magia de la fascinación.
La leyenda de 1900, a la vez que cine de sensaciones contagiantes, es un relato sobre la condición humana, y para esto narra la historia de un niño recién nacido, abandonado en un barco y recogido por Danny Boodman (Bill Nunn), trabajador del cuarto de carbón. El niño crece al amparo de los marineros, en medio del secreto colectivo, y es bautizado como Danny Boodman T. D. Lemon 1900 porque todo sucede en ese año.
Para 1900, que así será conocido nuestro personaje, la vida queda anclada en ese barco: él crece y vive entre mar abierto y puertos que llevan a tierras que se resiste a conocer.
En el barco, y con la magia de un piano, 1900 será protagonista de los más extraños acontecimientos, de los que da fe un trompetista amigo de él: Max Tooney (el actor Pruitt Taylor Vince), cuyos recuerdos permiten narrar e hilar la historia de 1900, mar y música a la vez, piano y leyenda.
Con rima y ritmo, La leyenda de 1900 tiene en la habilidosa actuación de Tim Roth (como 1900) el soporte para hacernos creíble su personaje. También hay que mencionar la música extraordinaria de Ennio Morricone, vehículo para enriquecer la atmósfera del argumento y la personalidad de 1900, cuya música de piano recrea sueños, realidades, personas y amores.
La leyenda de 1900 fue rodada en Odessa, Ucrania, con más de cinco mil extras que dieron vida a tantos pasajeros del barco, en un antiguo buque carguero construido en 1960 en los astilleros de Danzig, Polonia. La tecnología digital fue necesaria en ciertas secuencias para evidenciar la maestría pianística de 1900 (demostrada en un duelo inolvidable de pianos ), refuerzo del maravilloso trabajo de cámaras de que goza el filme.
La leyenda de 1900 se basa en un monólogo teatral del italiano Alessandro Baricco, y el resultado es una película para sentir, reflexionar y recordar. No se la pierdan.
Cómo, dónde, cuándo
La leyenda de 1900 se exhibe en Plaza Mayor, Cinemark, Outlet.
Entrada: De ¢1.000 a ¢1.200, según la sala; precio especial para pensionados.
Horario: Funciones regulares.