Treinta y ocho años después del asesinato de Ernesto Che Guevara, los peritos de la policía argentina que confirmaron su muerte tras una exhaustiva revisión a las manos cortadas del cadáver, revelaron, en exclusiva al diario Clarín , detalles inéditos -y escabrosos- de lo ocurrido con el cadáver del guerrillero en los días posteriores a su muerte.
Guevara fue capturado en las montañas de Bolivia y ejecutado en una escuela de Santa Cruz de la Sierra el 9 de octubre de 1967. Pero fue hasta después de que los tres policías argentinos viajaran al país andino e hicieran el estudio de las huellas de las manos del Che, que el mundo tuvo la certeza oficial de la muerte del guerrillero argentino que se alió con Fidel Castro para derrocar a Fulgencio Batista en la Cuba de 1959.
La investigación de Clarín , publicada esta semana, reconstruye lo ocurrido entre la CIA y las dictaduras argentina y boliviana en torno a la muerte del Che y su posterior identificación.
Juan Carlos Delgado y Nicolás Pellicari, considerados en 1967 los mejores peritos dactiloscópicos de Argentina, y el perito escopométrico Esteban Rolzhauzer, llegaron el 12 de octubre, tres días después del asesinato, al cuartel de Miraflores de La Paz, con copias de las huellas dactilares que la policía había registrado en 1947.
La orden había sido terminante: trasladarse a Bolivia para certificar que el guerrillero asesinado por los Rangers -un cuerpo de élite- y la CIA en La Higuera, era Ernesto Guevara Lynch de la Serna, alias Che .
Lo que los expertos no sabían en aquel momento era que deberían identificar unas manos sin el cuerpo del Che . Esto -explica Clarín - porque los hechos que rodearon la decisión de hacer desaparecer el cadáver del Che y amputarle las manos fueron ocultados entonces por los autores del crimen, en vista de que la forma en que fue asesinado Guevara podía desencadenar todo un escándalo internacional.
En medio de la coyuntura actual también se han desenterrado añejas anécdotas relacionadas con el asesinato. Como por ejemplo que, antes de morir, el Che había insultado a su interrogador de la CIA, Félix Rodríguez, quien participó en su captura.
También habría dicho a su verdugo, el sargento boliviano Mario Terán: "¡Póngase sereno, y apunte bien! ¡Usted va a matar a un hombre!"
La muerte la había ordenado el dictador boliviano general RenéBarrientos, quien consultó antes con su par estadounidense, el entonces presidente Lyndon B. Johnson, si debía dejar vivo al revolucionario cubano de origen argentino.
La orden de Estados Unidos fue tajante. Años más tarde, el general Arnaldo Saucedo -jefe de la inteligencia militar boliviana- narró que Barrientos y la CIA (según consta en documentos desclasificados del Departamento de Estado de Estados Unidos) decidieron hacer desaparecer el cuerpo del Che .
Prueba contundente. Félix Rodríguez también contó después que Barrientos había propuesto cortarle la cabeza al Che y enviarla a Cuba para que Fidel Castro aceptara la muerte de su colaborador y entrañable amigo.
Sabía que debía enviar alguna prueba tangible, pues no bastaría con las huellas digitales para que Fidel anunciara al mundo el deceso del guerrillero.
Fue entonces cuando, en acuerdo con la CIA, se determinó ofrecer como evidencia las manos amputadas y los diarios que escribía el Che por esa época y que constituían, como mínimo, una prueba de su captura.
La importancia del peritaje cobró más fuerza cuando el hermano del Che , Roberto Guevara, intentó sin éxito reconocer el cadáver de su hermano. Por lo tanto, la familia se negaba a reconocer la muerte de su pariente.
Así, la participación de los policías argentinos se volvió vital.
El perito Delgado recordó que el 14 de octubre de aquel año, un carabinero boliviano les entregó un paquete envuelto en periódicos que contenía una lata de pintura con fuerte olor a formol.
El "paquete" no era más que el macabro resultado del manoseo al que fue sometido el cadáver del Che .
Según el recuento realizado por el general Saucedo años después, oficiales bajo su mando habían tomado huellas digitales al cadáver y habían estampado el rostro del guerrillero en sendos moldes, con lo que obtuvieron dos mascarillas de sus facciones.
Se supone que hicieron esto para guardar, en secreto, pruebas adicionales de que, efectivamente, estaba muerto.
La tarde del 9 de octubre, los médicos Moisés Abraham Baptista y José Martínez, certificaron el fallecimiento de Guevara a causa de nueve balazos e hicieron un protocolo de autopsia, pero nunca extendieron una partida de defunción.
Mientras los gobiernos argentino, boliviano y estadounidense debatían qué hacer con el cadáver, el cuerpo empezó a descomponerse. Para el 11 de octubre, ya olía mal, por lo que el presidente Barrientos ordenó a los médicos cortarle las manos.
Quintanilla, entonces, guardó las mascarillas, y colocó las manos del Che en la lata con formaldeído (formol) que luego recibieron los oficiales argentinos.
Según detalla Clarín , el cuerpo fue enterrado por el Ranger Andrés Selich junto con otros tres cuerpos, cerca de la pista de Vallegrande. Después, el silencio lo cubriría todo por décadas.
Pero la orden general fue decir al mundo que el cadáver había sido incinerado, versión que se dio a los forenses junto con la lata que les dieron al llegar.
"Eras las manos del Che , amputadas quirúrgicamente. Estuvimos trabajando durante ocho horas porque debíamos comprobar lo que sabíamos", expresó Delgado.
Los días que habían pasado las manos en formol, sumados a la permanencia del Che en la selva boliviana con las consecuentes heridas en sus dedos- hicieron más difícil la tarea de identificación. Incluso, los expertos aplicaron un sistema de reconstrucción propio de la policía argentina.
"Tuvimos que emparejar las yemas de los dedos, que parecían pasas, y extraerles el formol", recordó Pellicari.
Finalmente, optaron por "pegar a los dedos una película de polietileno entintada, que más tarde pegaron en las fichas para después fotografiarlas".
La tarea de identificación se completó con el análisis de la letra del diario sobre Bolivia que escribía por esos días Guevara y que le fue secuestrado durante su captura.
La comparación grafológica dio positivo: efectivamente se trataba de la letra del Che.
Delgado y Pellicari, quienes mantuvieron el secreto de la misión hasta el 26 de octubre pasado, cuando realizaron la entrevista con Clarín , resumieron: "Fue la tarea profesional más importante de nuestra vida".
Pese a la prohibición de los militares de ese país, los expertos tomaron fotos de las manos amputadas al cadáver de Guevara, del acta hecha para certificar su identidad y de otros documentos hasta hoy guardados en secreto.
De hecho, el artículo periodístico en que se revelaron los detalles de esta investigación incluyó una fotografía, inédita hasta ese momento, de las manos cortadas al Che .