No siempre uno es lo que parece. Con esa tesis, he aquí una película cuya trama descansa en un dilema acerca del personaje principal: ¿quién es?, ¿es el tipo que todos conocemos o, más bien, alguien se apoderó de su personalidad?, ¿cuál es su verdadera identidad?, ¿es un hombre o un robot impostor?
De esa manera se estructura un relato (dentro de la ciencia-ficción) que da cuerpo a la trama de la película El impostor, con la dirección de Gary Fleder y las actuaciones de Gary Sinise, Madeleine Stowe y Vincent D'Onofrio. Se trata de un thriller, por la intensidad de su acción, que oscila entre el género fantástico (futurista) y el análisis psicológico.
Para eso, el filme nos cuenta la historia del distinguido científico Spencer Olham (el actor Gary Sinise), cuyas investigaciones pueden contribuir a terminar una guerra que nuestro planeta lleva, por más de una década, contra una especie alienígena invasora. Sucede en el año 2079.
De pronto, Olham es acusado de ser un espía invasor en cuyo cuerpo se aloja una bomba (o sea: se ha convertido en una especie de robot), y es perseguido por ello. Cuando Olham huye, debe demostrar que no es cierta la acusación; pero también debe demostrárselo a su esposa (Madeleine Stowe) y -sobre todo- a él mismo.
El impostor se basa en un cuento de Philip K. Dick, escritor con una visión muy personal y un tanto sombría del futuro, y cuyos relatos han inspirado al cine; si no, recordemos filmes como El cazador implacable (Blade Runner, 1982), El vengador del futuro (Total Recall, 1990) y Asesinos cibernéticos (Screamers, 1995).
En lo que respecta a la película, al guion -de Scott Rosenberg- lo afectó bastante la brevedad del cuento escrito: el filme tiene un buen comienzo y un mejor final, pero en medio pierde fuerza dramática. Tan solo queda el buen oficio del director Gary Fleder, realizador de películas como Asuntos pendientes antes de morir (1995), Besos que matan (1997) y Ni una palabra (2001).