A finales de 1996 la cadena suramericana Telefé empezó un proyecto que le ha dado una audiencia impensada.
La empresa realizó un casting con 1.200 adolescentes de los que escogió al final 22 -11 varones y 11 niñas- y comenzó a rodar Cebollitas, programa que ha escalado rápidamente en el gusto de los jóvenes más pequeños de Latinoamérica.
Cebollitas es la historia de un grupo de adolescentes y preadolescentes de diez a trece años que comparten la pasión por su propio equipo de futbol, el Club Social y Deportivo 25 de Mayo.
Lo curioso es que el espacio ha provocado un boom juvenil inesperado: los muchachos se incendian de ansiedad por saber lo que pasará en el siguiente episodio, todos los días aparecen en Suramérica organizaciones de fans con su nombre y los buzones de correspondencia de la televisora están ventrudos a reventar.
"La cebollitamanía tiene un porqué claro: la madre le pide a su hijo lo que le pide en la realidad, que no ensucie la tapa del inodoro cuando va al baño. Cebollitas es lo que pasa en la vida; los códigos están extraídos al azar de una casita de un barrio cualquiera", dice Daniel Dátola, uno de los dos autores de esta serie televisiva de más de 250 capítulos.
El atractivo
La enorme aceptación ha calzado como anillo al dedo a los promotores del programa, que ya han fomentado en Suramérica un espectacular desarrollo de negocios mercadotécnicos, desde revistas y figuritas coleccionables, hasta discos compactos y espectáculos teatrales de gran producción.
Parece entonces que los tradicionales melodramas latinoamericanos están captando ahora a mercados más jóvenes. El gancho lo constituyen laberínticas historias de una gran variedad de personajes, que conjugan sueños, compañerismo y amistad entre los pequeños.
Y el imán de los niños actores ha demostrado su toque efectivo, incluso el programa presenta la novedad de que uno de sus protagonistas es un pequeño sordomudo -en la serie y en le vida real-.
En Costa Rica Cebollitas se transmite por canal 7 de lunes a viernes de 5 a 6 p.m. Y no se extrañe si un día de estos comienza a florecer en su barrio el culto -no cultivo- de las Cebollitas.