En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían. Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: -"Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: Convertíos y creed en el Evangelio." Palabra del Señor
Comentario dominical
Pbro. Juan Luis Mendoza
Convertíos
Primero, explicar que estamos en el tiempo litúrgico de Cuaresma que empezó el miércoles pasado y se prolongará durante cuarenta días. Es un tiempo de penitencia, de conversión, de preparación para la Pascua, la muerte y resurrección del Señor que celebraremos en la próxima Semana Santa.
Para estos días se aconseja más oración, más palabra de Dios, más amor fraterno. Así que ya lo sabe usted, a aprovecharlos bien, pues son días de gracia y bendición en medio de las inevitables tentaciones y dificultades, como las que pasó Jesús en el desierto.
El breve evangelio de San Marcos consta de dos partes. En la primera se nos muestra a Jesús en el desierto tentado por Satanás; en la segunda, en medio de las multitudes proclamando el Evangelio de Dios, invitando a la conversión y a creer en la buena noticia.
Para entender mejor el enfrentamiento entre Jesús y Satanás, hay que tener en cuenta que entre los judíos de su tiempo se había generalizado la idea de que en los últimos días el espíritu del mal sería derrotado en una gran demostración de poder. En ese sentido, la "tentación" a la que alude al principio el evangelio de hoy simbolizaría la obra redentora de Cristo que, en su condición de Hijo de Dios y con la fuerza del Espíritu Santo, arroja a Satanás de sus dominios e implanta el Reino de Dios.
Esa obra redentora no se ha realizado del todo en nosotros sus seguidores; de ahí la necesidad de luchar contra las fuerzas del mal (las tentaciones, vicios y pecados que nos aquejan) en este desierto de la vida y no solo durante los cuarenta días de la Cuaresma, sino siempre.
En la lucha contra el mal (simbolizado quizá por las "alimañas" entre las que vive Jesús) no estamos solos; nos ayudan los buenos espíritus, los ángeles de Dios enviados a servir a Jesús. Por tanto, hemos de ser personas esforzadas, con una absoluta confianza de que vamos a vencer al fin.
Y ahora la segunda parte del evangelio de este día, el resumen de la predicación de Jesús: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed en el Evangelio".
El escenario elegido es Galilea, punto central del ministerio terreno de Jesús y lugar de su encuentro con los discípulos después de la resurrección (Marcos 16,7).
El término "evangelio", significa buena noticia o mejor en plural, buenas noticias, alusión a Isaías 61,1-2; aunque es más probable que contenga ya el sentido cristiano que le da San Pablo en varias de sus cartas, por ejemplo, Gálatas 2,2.
Más aún y en ese sentido, "creer en el Evangelio" es la invitación a creer no solo en el mensaje de Jesús sino en el propio Jesús, y resucitado, previo el hecho de convertirnos.
La conversión, el volvernos a Dios -el único que nos puede salvar por el Hijo- es algo de siempre, pero muy especialmente de la Cuaresma. Aprovechar, pues, este tiempo para reconocer nuestros pecados, confesarlos humildemente, recibir la gracia con el perdón de Dios y así disponernos para celebrar la Pascua de Jesús, para pasar con él de la muerte a la vida, de las tinieblas a la luz y al gozo de la salvación.