"Vamos a la Luna pero en la Tierra aún quedan zonas por explorar". Lo dijo el biólogo estadounidense que recién descubrió un "mundo perdido" jamás explorado, con decenas de especies desconocidas.
Hace más de 25 años, Bruce Beehler, experto en aves del paraíso, empezó a planear un viaje a las montañas Foja de Nueva Guinea, en Indonesia. En noviembre pasado, finalmente llegó ahí.
Su espera valió la pena. Se topó, literalmente, con un nuevo mundo. Flores gigantes, animales hasta ahora desconocidos, nada de rastros de civilización. Una montaña perdida con bellos paisajes y un clima que ningún humano había podido disfrutar. Beehler, un conservacionista con espíritu aventurero, fue quien lideró al equipo internacional de investigadores que tuvo ese privilegio.
Los 11 científicos -provenientes de Estados Unidos, Indonesia y Australia- constataron también que muchos de los animales no se mostraban asustados por la presencia del hombre.
"En toda la zona no encontramos ni una sola huella del paso de la civilización, ni siquiera comunidades locales. El ser humano nunca ha pisado estos terrenos", aseguró .
Junto a los científicos, viajaban dos aborígenes, de las tribus de Kwerba y Pasapena, las "propietarias" de las montañas Foja, que tampoco habían estado nunca en estos vergeles.
¿Cómo se explica que una región de semejante extensión y belleza aún no hubiera sido descubierta?
Papúa Nueva Guinea, es el escenario de una rebelión separatista que ha dejado unos 100.000 muertos en las últimas décadas, lo que la convierte en una de las provincias más remotas de Indonesia: el acceso a extranjeros está estrictamente limitado.
De hecho, los científicos debieron obtener seis permisos antes de poder viajar con su helicóptero a esas montañas.
Beehler comentó que el área de estudio casi se pierde a mediados de los 90, cuando se presentó una propuesta para construir una represa en el río Mamberamo e inundar la cuenca entera. Sin embargo, la crisis financiera de Asia provocó la suspensión del plan. Tras los descubrimientos recientes, los investigadores confiesan haber sentido vértigo de solo imaginar que esto hubiera ocurrido.
El equipo espera volver a la zona en los próximos meses para proseguir con la investigación. "Descubrimos todas las especies nuevas en una zona muy cercana de donde teníamos el campamento. Y eso que solo miramos en la superficie del bosque", comentó Beehler. Por eso los expertos creen que más expediciones podrían sacar a la luz multitud de nuevos animales.
De la mano con la expectativa, ha surgido una gran preocupación por lo que pueda ocurrir en la zona a partir del arribo del hombre. El mismo líder de la expedición ha empezado a alertar al gobierno indonesio de que es vital empezar a trabajar con las comunidades de la zona en un plan de concientización.
"Cuando se trata de nuevas especies, el desafío no es encontrarlas, sino hallar el modo de protegerlas", advirtió.