Nació 1930
Profesión: actriz
Nacionalidad: británica
El nombre verdadero de esta famosa luminaria de la pantalla, que por los méritos desarrollados en el conjunto de su carrera cinematográfica fue galardonada por la Academia de Cine de Hollywood con un Oscar en 1994, es Deborah Jane Kerr-Trimer. Actuaciones inolvidables realizó en los años 50, en películas tan célebres como De aquí a la eternidad, Té y simpatía y Mesas separadas.
Nacida en Helenburgh, Escocia, en el seno de una familia acomodada, en su niñez recibió lecciones de danza y pensó dedicarse a ese arte. Ya desde esa época su vocación artística se manifestaba con plenitud, pues tomaba parte en los programas radiofónicos y actuaba en los escenarios interpretando papeles pequeños.

Durante la adolescencia experimentó un desarrollo notable, y la talla que alcanzó, 1,70 metros, se consideró inadecuada para una bailarina, por lo que tuvo que abandonar su anhelo de expresarse por medio de la danza y hubo de especializarse en apariciones teatrales.
A la edad de 10 años participó en una película titulada Contrabando, pero su intervención fue excluida del montaje final. En 1943, durante los difíciles años de la segunda guerra mundial, decidió trasladarse a Estados Unidos con el fin de abrirse camino en Hollywood. En ese país sus inicios fueron muy modestos; debutó en el film Coronel Blimp.
Interpretó posteriormente algunos papeles protagónicos en melodramas y filmes históricos, y en 1949 obtuvo una candidatura al Oscar por la película Eduardo, mi hijo. Participó luego en cintas muy comerciales, como Las minas del rey Salomón, El prisionero de Zenda y otras similares.
Su participación en 1953 en De aquí a la eternidad de Fred Zinnemann, junto a un extraordinario elenco de actores que incluía a Burt Lancaster, Montgomery Clifft, Frank Sinatra, Donna Reed, Ernest Borgnine y otros, interpretando el papel de la esposa alcoholizada de un oficial de la base militar estadounidense en Pearl Harbor, en los días del ataque japonés, significó su consagración definitiva.
Situada ya en el lugar privilegiado de los grandes actores de Hollywood, supo mantenerse en un primer plano por varios años y fue llamada a trabajar en La noche de la iguana de John Huston, con Richard Burton y Ava Gardner, y, acompañada por Kirk Douglas y bajo la dirección de Elia Kazan, en El compromiso.
Otras de las películas en que participó fueron Buenos días, tristeza, La reina virgen, Solo Dios lo sabe, El rey y yo y Tres vidas errantes. Sus apariciones en la pantalla fueron distanciándose paulatinamente, y ya para los años 80 solo representó papeles secundarios, aunque siguió tomando parte en interpretaciones teatrales y en cintas para la televisión.