Jerusalén. El primer ministro israelí, Ehud Barak, anunció hoy su dimisión, después de seis meses de grave crisis interna y en medio de una sangrienta ola de violencia en los territorios palestinos, que dura más de dos meses.
La decisión de Barak bloquea, en principio, el proyecto de ley presentado el mes pasado por la oposición para disolver el Parlamento y adelantar las elecciones, y que estaba pendiente de ser aprobado en segunda y tercera lectura.
Tras la dimisión del primer ministro la ley israelí estipula que en un plazo máximo de 60 días deberán celebrarse elecciones para jefe de Gobierno, y no son necesarios comicios para el Parlamento.
En Israel, la derecha en general ha considerado que la inesperada decisión de Barak sin esperar a que el Parlamento aprobara su disolución ha sido un maniobra para neutralizar al ex primer ministro Benjamín Netanayhu.
Los partidarios del ex primer ministro derechista de Israel contraatacaron tras la dimisión presentada esta noche por Barak, para tratar de conseguir que pueda presentarse como candidato en las próximas elecciones.
El diputado Avigdor Lieberman, del partido ultraderechista Israel Beitenu-Unión Nacional, anunció que el lunes presentará ante el Kneset (Parlamento) un proyecto de ley para que cualquier ciudadano pueda presentarse a las próximos comicios, que deberán ser dentro de 60 días y tienen un carácter especial.
Por su parte, los palestinos reaccionaron con prudencia y señalaron que la dimisión de Barak es un asunto interno de Israel.
Ahmed Qurea, presidente del Parlamento palestino, consideró que la dimisión del primer ministro israelí bloquea las esperanzas de alcanzar la paz durante los próximos 60 días.
"La Autoridad Nacional Palestina (ANP) no debe entrometerse en un asunto de Israel, pero los próximos 60 días serán un período muerto porque no habrá posibilidad de alcanzar un acuerdo en las condiciones que ha creado Barak", manifestó el dirigente palestino en Gaza.
Qurea, también conocido como Abu Alá, dio a entender que Barak no ha sido muy diferente de su predecesor, el ex primer ministro Netanyahu, en su política de mano dura hacia los palestinos.
"Barak aún habla de más de asentamientos, de no permitir el regreso de los refugiados palestinos, y de que Jerusalén es la capital indivisible del Estado de Israel, y en estas condiciones los palestinos no pueden aceptar un acuerdo de paz", agregó Abu Alá.
"He decidido pedir el voto de confianza del pueblo ante la situación de emergencia y las críticas de algunos círculos políticos sobre que no tengo el mandato del pueblo para seguir negociando un tratado de paz con los palestinos", dijo Barak para justificar su decisión.
En su intervención ante los medios de prensa, transmitida en directo por radio y televisión a toda la nación, Barak explicó que tomó la decisión de dimitir tras consultarlo con su familia, y porque no quería poner al país ante un largo y complicado proceso electoral mientras afronta la revuelta palestina en Cisjordania y Gaza.
También desde la izquierda el diputado Iosi Sarid, del frente pacifista Méretz, opinó que sería más conveniente que se disuelva el Parlamento y que haya por tanto elecciones a primer ministro y a diputados, "porque muchos de los actuales miembros del Knéset son también responsables de la crisis".
Por su parte, el ministro de Exteriores, Shlomó Ben Amí, manifestó que la decisión de Barak de dimitir no está dictada por el fracaso del proceso de paz, sino que se ha tratado de evitar al Estado judío "un desgarrador proceso electoral en época de crisis".
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, La Nación Digital. Fuente: agencias.