Múrmansk (Rusia). Rusia recordó hoy con emoción a los 118 marinos muertos en el naufragio hace dos años del submarino nuclear "Kursk", pero también se dolió del carpetazo oficial a una tragedia todavía envuelta en el misterio.
Funerales, banderas a media asta, inauguración de monumentos y duelo oficial de la Armada conmemoraron el segundo aniversario del hundimiento del "Kursk" el 12 de agosto de 2000 en el curso de unas maniobras navales en el mar de Barents.
La explosión de un torpedo a las 07.28.26 GMT de aquel día desató una cadena de acontecimientos a bordo que desembocó dos minutos y medio más tarde, a las 07.30.42, en el estallido simultáneo de todo el armamento a bordo, excepto 22 misiles.
El "Kursk" quedó sumergido con la proa destrozada a 108 metros de profundidad, y los 23 supervivientes a la deflagración murieon espantosa lentitud durante al menos dos días, según la investigación oficial y las desgarradoras notas escritas por los tripulantes.
Catedrales cristianas ortodoxas, mezquitas musulmanas y sinagogas judías celebraron servicios religiosos en todo el país por el alma de los fallecidos en el mayor desastre naval de la historia rusa.
Los oficios religiosos respectivos fueron presididos en Moscú por el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Alexis II; el gran rabino de Rusia, Adolf Shayévich, y el mufti musulmán, Talgat Tadzhuddín.
A pocos kilómetros de esta sede de la Flota del Norte, en la base de Vidiáyevo, una compañía de honores inauguró una estela funeraria en forma de torreta de submarino destrozada con los nombres de los tripulantes del "Kursk" y depositó coronas de flores.
Ceremonias similares tuvieron lugar en Vladivostok, Arjánguelsk, Majachkalá, Kaliningrado y otras muchas ciudades, mientras ondeaban a media asta las banderas de todos los buques de las cuatro Flotas de la Armada, desde el océano Pacífico al mar Negro.
En Moscú, el almirante Víctor Krávchenko, jefe del Estado Mayor de la Armada, al inaugurar otro monumento que representa a un marino y a un submarino sumergiéndose elogió "el valor y el heroísmo" de los caídos en el siniestro marítimo.
Pero junto a las expresiones de dolor, el escepticismo dominó los titulares de la prensa como eco del sentir popular tras el fin de la investigación oficial del naufragio.
El pasado 26 de julio, el fiscal general, Vladímir Ustinov, dio por cerrado el caso, exoneró de responsabilidad a los altos jefes militares, funcionarios y constructores del "Kursk" y proclamó que la catástrofe se produjo por un "accidente fortuito".
Hasta el diario gubernamental "Rossískaya Gazeta" se resignó hoy desencantado al informe final oficial y escribió: "La investigación ha terminado, olvídense".
"Como de costumbre, no podemos conocer las causas exactas" que llevaron a pique el submarino y "sólo nos han dejado el derecho de poner flores en las tumbas de los muertos", añadió.
Tras dos años de investigación de una "tragedia que estremeció al mundo", todavía "siguen sin saberse las verdaderas causas" de la tragedia, se quejó "Moskovski Komsomólets", mientras "Nóvaya Gazeta" fue más dura con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Con amarga ironía, el periódico afirmó que "Putin tenía razón, se hundió", en alusión a una tristemente famosa explicación del jefe del Kremlin cuando le preguntaron qué le había pasado al "Kursk".
"Fue más fácil levantar el submarino que decirle a la gente toda la verdad", agregó en referencia a las cuatro costosas operaciones de rescate para recuperar los cadáveres y subir a flote el "Kursk".
Una encuesta con ocasión del segundo aniversario reveló que sólo uno de cada cuatro rusos, el 28 por ciento, cree la versión oficial de que el siniestro se debió a la explosión fortuita de un torpedo por una fuga de peróxido de hidrógeno (agua oxigenada).
Por el contrario, el 26 por ciento opinó que el submarino zarpó "mal preparado", expresión usada en aparente relación con un mensaje del comandante del "Kursk", Guennadi Liachin, en el que solicitaba dejar en tierra un torpedo defectuoso.
Otro 17 por ciento de los ciudadanos acusó a los mandos navales de "negligencia", mientras un 16 por ciento optó por la posibilidad de un "acto subversivo", una de las 18 hipótesis barajadas tras la reivindicación hecha en su día por los separatistas chechenes.
El almirante Vladímir Kuroyédov, comandante de la Armada, escogió para conmemorar el aniversario la aldea daguestaní de Jriug, cerca de Chechenia, donde depositó una corona de flores ante la supuesta tumba de Mamed Gadzhíyev, empleado civil que murió en el naufragio.
Gadzhíyev, uno de los únicos tres tripulantes no identificados, fue mencionado en su día en relación con un presunto ataque suicida, al encajar su perfil con la reivindicación chechena del atentado.
Pero en el doloroso día del aniversario de la tragedia y pese a las demandas de respuesta a muchas preguntas todavía sin respuesta, la Armada anunció hoy mismo que dinamitará con diez toneladas de explosivos los restos de la proa que siguen en el fondo del mar.
Edición periodística: Gerardo González y Juan Fernando Lara . Fuente: agencias.