El rigor inglés se abrió paso a empujones en la realidad de Paulo Wanchope y Mauricio Solís, futbolistas ticos a prueba en el Queens Park Rangers.
Primero fue el frío, con temperaturas que fluctúan entre los 5 y 8 grados centígrados; luego las ineludibles normas en el vestir, que los forzaron a acudir de traje entero a los entrenamientos.
Pero los muchachos no se ablandan. Sacan pecho, se adaptan y, en medio de una que otra vicisitud, mantienen intacta la ilusión y el deseo de afincarse en el exigente futbol inglés.
La Nación conversó con ellos ayer.
--¿Cómo la han pasado?
--Solís: Gracias a Dios estamos... ¡pura vida!, no nos podemos quejar. Desde el día en que pusimos un pie en este país nos han tratado bien, no nos dejan solos ni un momento, nos abandonan únicamente cuando nos retiramos a dormir.
--Wanchope: Mauricio y yo comentábamos en el avión que por la rectitud de los ingleses, seguramente serían personas frías y cortantes. Nada de eso, son amables y muy comunicativos; se preocupan por todo. En verdad estamos muy felices acá.
--Ustedes llegaron el martes por la mañana a Londres. ¿Qué hicieron durante el día?
-- Solís: Cierto, llegamos a las 10 a.m y de inmediato nos contactó el empresario que nos trajo, el señor McNab. Con él nos dirigimos a las oficinas del club para almorzar junto al técnico del Queens y el presidente de la institución.
Por la tarde nos llevaron al hotel y nos dijeron que al día siguiente pasarían por nosotros para que conociéramos el estadio, que por cierto es una joya.
--¿Y de esa fecha al día de hoy?
--Wanchope: El miércoles por la noche acudimos a un encuentro en casa, donde el Queens empató a uno. No llegó mucha gente, pero los casi 15 mil aficionados vivieron el juego con verdadera pasión; los cánticos no cesaron en todo el juego.
--En la oficina del club nos informaron que ya disputaron un juego amistoso. ¿Cómo les fue?
--Solís: Sí, eso fue anteayer (jueves). Acá los que no juegan oficialmente deben actuar al día siguiente. No son partidos oficiales, pero se los toman como una final de Copa del Mundo. Todos meten el pie y nadie se guarda nada. Paulo y yo no fuimos la excepción. A Paulo le fue muy bien, anotó un gol.
--¿Cómo fue ese gol?
--Wanchope: Recibí un balón de profundidad por parte del lateral izquierdo. Corrí la banda y nuevamente le serví la pelota. Cuando la dominó me la regresó, la paré dentro del área, avancé y rematé con la izquierda.
Sentí una gran emoción interna, algo raro. Eso me motivó y, pregúntele a Mauricio, estuve a punto de marcar tres goles más. Sin embargo, dos remates salieron cerca del poste, porque rematé sin ángulo y, en el último, el portero me hizo un paradón.
--Mauricio: Es cierto. Al final le dije a Paulo que si hubiera hecho esos goles, lo habrían esperado en el camerino para firmarle el contrato de una vez por todas.
--¿Cuál fue el trabajo que les encomendó el cuerpo técnico para este encuentro?
--Solís: En mi caso jugué de contención, pero acá ese puesto es prácticamente el de un armador de juego, porque los volantes que podríamos llamar creativos juegan muy abiertos, y están en constante movimiento.
--Wanchope: Lo que sucede es que en este país se juega muy ofensivo, con muchos cambios largos de juego. Se emplea mucho el juego aéreo. Mi trabajo era precisamente ese, pelear los balones altos. Es un futbol fuerte, me gusta.
--¿Cómo catalogan el nivel de juego de QPR?
--Solís: Por lo que vimos el miércoles, coincidimos en que es un futbol muy fuerte, pero sin mala intención. Acá no se ve la pausa en el juego, ni muchos jugadores desequilibrantes. Es sencillo, en tres pases el balón está en el otro marco y punto.
--¿Cómo es la vida en la capital inglesa?
--Paulo: Muy rica en cultura, todo acá es formal, hasta la manera de caminar y vestir. Con decirle que todos visten con trajes enteros y las mujeres lucen sus mejores galas. Es más, a nosotros se nos exige llegar a los entrenamientos y partidos oficiales y amistosos con traje entero.
--¿Se los brinda el club?
--Solís: No, cada uno viste su propia ropa. Por ahora, a nosotros se nos hace un paréntesis porque solamente trajimos tres sacos. Y si quisiéramos ir a comprar uno nos veríamos forzados a gastar el presupuesto del mes.
--¿Es tan caro?
--Wanchope: Carísimo, con decirle que un día fuimos a comer a un restaurante un antojito: una sopa de mariscos, un poco de arroz y un helado de coco. La broma nos salió en unos ¢12.500 de allá. ¿Se imagina cuánto nos costaría un traje entero?
--¿Cuéntennos un poco sobre lo que han visto y vivido en este club?
--Solís: Una camaradería impresionante. Todos los jugadores son atentos y cordiales, al punto que se ofrecen para pasar por nosotros al hotel.
Nos apoyan durante los entrenamientos y algunos nos gritan en español "vamos".
--¿Cuál ha sido la reacción de la prensa inglesa?
--Wanchope: Para la prensa inglesa, nosotros no existimos. Desde que llegamos no he visto un solo periodista.
Lo que me llamó la atención fue que los jugadores me dijeron que si un periodista llegaba no le diera entrevista; la razón la desconozco.
--¿Cómo es un día en Londres?
--Solís: Un día le dije a Paulo: "vámonos a caminar".
Conocimos cinco museos, dos de arte y tres de historia.
Desde la ventana del hotel donde nos encontramos vemos el famoso Big-Ben, que se encuentra a dos kilómetros de nuestra posición. Para mañana (hoy) tenemos pensado ir a visitar los Palacios Reales.
--¿Cuánto tiempo se quedarán en Europa?
--Wanchope: Estaremos de vuelta en Costa Rica el 13 de febrero, Dios mediante.
Así están Paulo y Mauricio. Jugando, conociendo y aprendiendo en el mítico Londres.