Ciudad del Vaticano. Doce mil discapacitados de todo el mundo asistirán el próximo domingo en la basílica romana de San Pablo Extramuros al Jubileo de la Comunidad con los Discapacitados, que presidirá Juan Pablo II y que está considerado el "abrazo de la Iglesia a los pobres y a los que sufren".
El cardenal Roger Etchegaray, presidente del comité del Gran Jubileo del Año 2000, dijo hoy en el Vaticano que la Iglesia reserva siempre un puesto privilegiado a los discapacitados, que son la mejor muestra de que "el deseo de vivir es más fuerte que las heridas o las minusvalías".
Etchegaray añadió que este Jubileo es también de quienes les ayudan, tanto la familia como la comunidad.
El purpurado indicó que ha pasado la época en la que las familias escondían a los discapacitados y ya estamos acostumbrados a vivir entre ellos, aunque se preguntó si también les conocemos.
"Nos cruzamos con ellos, pero no siempre estamos a su lado. La minusvalía física y sobre todo la mental esconde a veces al discapacitado, nos impide ver su cara", señaló el cardenal francés.
Asimismo, subrayó que "la piedad puede ser muchas veces ofensiva, ya que rebaja al discapacitado al rango de asistido, como si tuviese que esperar todo de nosotros y como si nosotros no pudiéramos esperar nada de él".
Etchegaray subrayó que con estas personas podemos comprender mejor que el precio de un hombre no se basa en cifras de eficiencia y que el amor es una fuerza de resurrección.
Por su parte, el arzobispo Crescenzio Sepe, secretario del comité del Gran Jubileo del Año 2000, afirmó que el discapacitado no es un enfermo, no es una categoría diferente, sino que comprende a todos los componentes de la sociedad, niños, jóvenes, ancianos, trabajadores, casados y consagrados, entre otros.
Sepe destacó que miles de discapacitados pidieron asistir al jubileo, pero que teniendo en cuenta la fecha, época en la que hace mucho frío y no es raro que llueva en Roma, se les sugirió que lo celebrasen en sus lugares.
Al frío y la lluvia hay que unir las barreras arquitectónicas, los medios de transporte y los hoteles, que no están preparados para facilitar la estancia en la Ciudad Eterna de decenas de miles de estas personas.
También pensando en estas personas se eligió la basílica de San Pablo Extramuros en vez de la de San Pedro del Vaticano, por su mayor facilidad para acomodar a los discapacitados, que participarán activamente en la misa que oficie el Papa.
En el templo se colocarán pantallas de televisión con subtítulos y especialistas traducirán a los sordomudos los textos, que también serán distribuidos en sistema braille.
Asimismo, se repartirán bebida y comida caliente y se instalarán baños especiales para atender las necesidades de los asistentes.
La música correrá a cargo de una orquesta de discapacitados de Milán (norte de Italia) y, por primera vez, las composiciones han sido ideadas para que puedan cantarlas o seguirlas fácilmente personas con estos problemas.
Elvio Damoli, secretario de Cáritas Italiana, insistió en la necesidad de integrar a estas personas en la comunidad, y Mario Carrera, director de la Opera Don Guanella, dedicada a los discapacitados, dijo que la personas con minusvalías "no son una máquina rota que hay que arreglar, sino una criatura a la que ayudar a vivir".
A este Jubileo asistirán todo tipo de discapacitados, psíquicos y físicos, de todos los países de Europa Occidental, Colombia, Argentina, Estados Unidos, Brasil, Etiopía, Pakistán, Australia, Togo y Corea, entre otros.
Edición periodística: Adriana Quirós Robinson, La Nación Digital. Fuente: agencias.