The New York Times Syndicate
Diane Keaton está teniendo un momento a lo Diane Keaton. Siempre multitareas, ella conduce su auto a una reunión en Los Ángeles, trata de descifrar las instrucciones para llegar y habla por teléfono celular acerca de su más reciente película, Because I said so.
Pero en estos momentos, el tránsito de Los Ángeles está dominando a la ganadora del Oscar y ella se está irritando en esa forma histéricamente divertida, rara y tierna, tan característica de ella.
“¡Por todos los diablos!” exclama. “Ya ve, no sé ni dónde estoy. Oooh, oh-oh. Siempre hago lo mismo. No sé dónde diablos estoy”.
Because I said so es estelarizada por Keaton como Daphne, madre soltera, amorosa aunque un poco dominante de Milly (Mandy Moore), Maggie (Lauren Graham) y Mae (Piper Perabo).
Daphne se mete a Internet a buscar al príncipe azul de Milly –sin que ésta lo sepa– y su hija termina con dos hombres que rivalizan por sus afectos: un arquitecto listo pero soso (Tom Everett) y un despreocupado músico (Gabriel Macht).
Para complicar las cosas, Daphne se siente atraída por el padre del músico (Stephen Collins).
El papel. “Creo que es una comedia de situaciones fantástica”, asegura Keaton, “y para una actriz es muy raro un papel cómico como éste. Yo tengo mucho que hacer en esta película. Me meto en todo tipo de problemas y vemos a Daphne como el personaje de Gale Storm o Lucille Ball, como la persona que está continuamente agitando todo lo que la rodea y metiéndose en problemas, que con la mejor de las intenciones abre la puerta al infierno”.
“Me encantó el hecho de estar todavía en el área de juego del romance”, agrega. “Eso es maravilloso para una mujer de mi edad, pues por lo general no es parte del paquete cuando asumimos el papel de madre. Me encantó la idea de que, durante una parte de la película, yo no pudiera hablar y, al no hablar, mis sueños se hicieran realidad, aun cuando son sueños que yo niego que sean realidad”.
En un momento dado, en esa parte de la película en la que Daphne no habla, ella le garabatea una nota a Milly para preguntarle a su hija cómo se siente un orgasmo.
Esa es una de las escenas más divertidas y conmovedoras de Because I said so y Keaton –que es madre soltera de dos hijos– informa regocijada que eso está suscitando muchas conversaciones.
“A muchas personas les sorprende que una madre y una hija puedan hablar así”, dice, “pero pienso que, como es parte del maravilloso escenario en el que realmente no podemos hablar, eso le quita la responsabilidad de analizarlo. Mi hija es púber, tiene once años, y hay muchos libros que se pueden leer acerca de la experiencia de, por ejemplo, que le crezcan los pechos. Así que una no tiene que discutirlo en realidad, cosa que es humillante para ambas partes”.
“Pero si uno lee al respecto, puede divertirse mucho y de todos modos obtener mucha información," asegura Keaton. “Así que la cosa es cómo se transmite la información. Pienso que eso es muy inteligente. Es una de las muchas cosas inteligentes de esa película”.
Elenco. En cuanto a sus jóvenes coprotagonistas, Keaton no tiene más que alabanzas para ellas. “Adoro a Mandy”, afirme Keaton. “Creo que el futuro es de ella. Para mí tiene un triple encanto. Ella es increíblemente hermosa, como una joven Claudia Cardinale, con ese rostro abierto y dulce. Su actuación es adorable y es un amor trabajar con ella. Además canta”.
“Todo el elenco fue muy atractivo para mí”, agrega la actriz. “También adoro a Lauren Graham y, aunque no trabajé tanto con Piper, también ella es fantástica. Ya había trabajado con Stephen Collins en First Wives Club (1996), así que fue un placer hacer esta película”.
Keaton dice además que disfrutó trabajar con el director Michael Lehmann, en cuya filmografía encontramos Heathers (1989), The Truth about Cats and Dogs (1996) y varios episodios de la breve serie de televisión de Lisa Kudrow, The Comeback (2005).
No pocas personas le han preguntado a Keaton cómo hubiera salido Because I said so –protagonizada por cuatro mujeres y escrita también por una mujer – de haber sido dirigida por una mujer como Nora Ephron, Nancy Meyers o, para el caso, la propia Diane Keaton, que tiene varios trabajos como directora en su haber. Su respuesta, dice, siempre es la misma.
“No lo sé”, dice. “Pero no quiero ser sexista. No diré que un hombre es incapaz de dirigir una comedia basada en mujeres. Eso es absurdo. Mire a James Brooks. Michael Lehmann ha hecho varias películas maravillosas basadas en mujeres y, aunque no las hubiera hecho, eso no importaría en tanto haya hecho un buen trabajo en ésta”.
“Si alguien es hombre o mujer ... ¿qué importa?” asegura Keaton. “No creo en ese tipo de cosas, en ningún nivel de nada. Uno comete sus errores o logra sus triunfos con base en sus decisiones, en su talento. ¿Esa persona realmente tiene el gusto de la historia, una forma de contarla? No importa si una tiene pene y la otra tiene vagina”.
Proyectos. Siempre haciendo malabares con una gama de actividades, Keaton está trabajando actualmente en tres libros, uno dedicado a la arquitectura colonial española y otro a los libros de recortes. Terminó la producción de la comedia Momma's Boy , estelarizada también por Jon Heder, como su holgazán hijo y Jeff Daniels, como un gurú de la auto–ayuda con quien tiene un romance. Y está por empezar a trabajar en Smother , comedia en la que su personaje impulsa a su hijo (Dax Shepard), que acaba de perder el empleo, para que se distraiga, cuando ella se va a vivir con él y su esposa (Liv Tyler).
“Estoy llena de proyectos y de cosas que me gustan y disfruto”, dice la actriz. “No es algo que vaya a cambiar. Tengo mucha energía, mucha vitalidad, conforme envejezco, a diferencia de aquellos que piensan que ya se fueron sus años y que ahora se van a relajar y a cobrar sus acciones... ¡Olvídelo! ¿Bromean? No, no, no, no. Yo avanzo, haciendo lo que sigue”.
Lo que sigue para Keaton será cualquier cosa que le toque, agrega. En el pasado nunca planeó nada y se rehusa a trazarse una trayectoria para el futuro.
“Creo que la vida nunca es predecible”, sentencia Keaton. “Creo que nunca me habría imaginado lo que ha sucedido en mi vida, ni cómo la he vivido o cómo he logrado seguir adelante. Siempre, siempre, siempre. Nunca, nunca. No se puede. Nadie puede”.
“No creo que sea parte del trato de la vida”, continúa. “No se puede conocer el futuro. Sólo hay que tener una esperanza ciega y encontrar el propio camino”.
Y hablando de encontrar el camino, ¿cómo va el paseo de Keaton a través de Los Ángeles?
“Ya sabe, todavía no sé a dónde voy”, responde ella riendo. “Soy el ser humano más inútil. Ya estoy en la calle indicada. Ya sé lo que estoy haciendo. ¡Esto es clásico de Los Ángeles!”.