1858 - 1940
Nació en Santo Domingo, diminuto pueblo montañés de Antioquia. Sus estudios de Derecho se vieron truncados por la guerra civil. Secretario y juez municipal, funcionario de Obras Públicas en Bogotá, “el viejo Carrasco”, como solía llamársele, dedicó su vida a las letras y, tras 60 años de actividad literaria, conformó una obra extensa y variada, que compagina lo específico y lo anecdótico con lo permanente y lo intemporal. Sus personajes y ambientes están llenos de gracia y agudeza, y conforman obras pletóricas de vida, escritas en un rico castellano, a la vez culto y popular.
Observador del alma humana, con peculiar sentido del humor supo describir la vida en las minas, en el campo, en las sierras y en los pueblos. Su primer relato, de 1890, se titula Simón el mago; pero el autor no llamó la atención del público hasta seis años más tarde, cuando publicó Frutos de mi tierra. Su profunda capacidad de observación del elemento popular está presente en los cuentos de En la diestra de Dios Padre y en El padre Casafús. Otros títulos suyos son Blanca, Rogelio, Dimita Arias, El Zarco, Ligia Cruz, Salve, Regina, Mineros, ¡A la plata! Cuentos de tejas arriba y Grandeza. Mención especial merece una especie de novela histórica, mal estructurada por la negligencia y falta de ambiciones del autor, pero de calidades realmente singulares, La marquesa de Yolombó. Habiendo perdido la vista debido a cataratas, ya ciego dictó su trilogía Hace tiempos; memorias de Eloy Gamboa, integrada por las narraciones Por aguas y pedrejones, Por cumbres y cañadas y Del campo a la ciudad. Falleció en Medellín.