Sacerdote y bibliotecario italiano. Ha merecido el título de "padre de la historia de Italia" en reconocimiento al uso científico que realizó de las pruebas documentales a que tuvo acceso durante toda su vida de estudioso de la historia de su patria. Ello no le impidió atender debidamente el ministerio sacerdotal: fundó un Monte de Piedad, reconstruyó la iglesia a sus expensas y dedicó todas sus rentas eclesiásticas a la Compañía de la Caridad. Ingenio polifacético, escribió obras literarias, científicas, filosóficas, religiosas, históricas y proyectos de reformas civiles. Convencido de que el ocio constituía la causa primordial de la decadencia, trató de sacudir mediante admoniciones y con el ejemplo de su extraordinaria laboriosidad, a la "Italia actual, agalbanada y casi soñolienta".
Sincero y fervoroso creyente pero no intolerante, animado de un espíritu de auténtica caridad evangélica, sus ideas y acciones anuncian el catolicismo liberal. Cultivador de la filosofía práctica y social, expresó: "La religión de Jesucristo fue instituida para ayudar al estado civil de los pueblos y no para ponerle obstáculos". Verdadero heraldo de la época de las reformas, escribió el tratado De los defectos de la jurisprudencia , fuente del primer Código civil de Italia. Padre de la historiografía filológica, tuvo el cetro de la erudición histórica.
El profesor Giulio Natali dice: "Aún cuando muy extenso el Epistolario impreso por este humilde y glorioso sacerdote, solo constituye una selección; se conocen más de 20.000 cartas dirigidas a él por corresponsales italianos y extranjeros, y más de 20.000 cartas remitidas por él a todas partes de Italia y de Europa. Convirtió en realidad la república literaria que había soñado, al realizar esta magnífica asamblea de eruditos que le tuvo como jefe, asamblea comparable a la que en el siglo XIV había acaudillado Petrarca y a la que en el siglo XVI presidiera Erasmo de Rotterdam".
Nació en Vignola, en familia humilde. Fue educado por los jesuitas en Módena, y ordenado sacerdote en 1694. Un año después comenzó a recopilar en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, manuscritos inéditos antiguos. En 1714 editó un tratado de medicina social. De 1723 a 1751 trabajó en su obra monumental, 28 volúmenes dedicados al estudio de los distintos escritores que trataron temas relacionados con Italia, desde el año 500 al 1500. En el tercer volumen de su Antigüedades itálicas dio a conocer el llamado Fragmento o Canon de Muratori , primera parte de un documento romano escrito en el año 170, que comprende una lista completa de los documentos del Nuevo Testamento. Muratori murió en Módena.