En realidad, el propósito dominante de Echegaray es crear situaciones de fuerte efecto dramático, para lo cual no repara en inverosimilitudes ni en contradicciones. La parte más lograda de su obra manifiesta el influjo del naturalismo francés (Dumas hijo) y del trascendentalismo escandinavo (Ibsen).
Es natural que hoy su teatro resulte desfasado; la grandilocuencia y el puritanismo del honor han pasado de moda y realidad; y ello caracteriza sus obras En el puño de la espada, O locura o santidad, En el seno de la muerte, El gran galeoto (drama en 3 actos y en verso, culminación de los éxitos del autor), Vida alegre y muerte triste, El hijo de don Juan, Mancha que limpia y A fuerza de arrastrarse (farsa cómica sobre los arribistas). Con pasmosa abundancia, a lo largo de 30 años, Echegaray dio a la escena más de 70 obras.
Nació en Madrid. Su formación cultural e intelectual dista mucho de ser la que habitualmente tiene un escritor: estudió en Murcia y cursó la carrera de ingeniero de Caminos en Madrid. Fue profesor de física y matemáticas; por afición estudió economía política . Participó en política a raíz de la Revolución de 1868, y desempeñó altos cargos: diputado, ministro de Fomento de 1869 a 1872 y de Hacienda en 1874; tomó parte en la reestructuración del Banco de España. Al advenimiento de la República tuvo que huir a Francia; por la difícil situación económica decidió escribir para el teatro y compuso El libro talonario.
Restaurada la monarquía volvió a España; siendo ministro de Hacienda, bajo seudónimo, estrenó con gran éxito esa obra. Su carrera política culminó en la firma del manifiesto que sentó las bases del Partido Republicano Progresista. Falleció en Madrid. Su labor científica, sintetizada en Cálculo de variaciones, Teorías modernas de la física y ciencia popular, le valió el premio de la Academia de Ciencias Exactas en 1907. Fue miembro de la Academia de Ciencias y de la Española.