Dramaturgo, periodista, narrador y ensayista irlandés. Genio de la paradoja, "socialista insociable", fue una de las más interesantes y complejas personalidades de su tiempo.
Fustigó la hipocresía, la estupidez y los tabúes con ingenio chispeante, anticonformismo y enorme fe en las posibilidades de la humanidad. "Con sus obras devolvió interés al drama, despertó la conciencia social de la época y renovó la escena británica", dice su biógrafo. Fue galardonado con el premio Nobel de Literatura en 1925.
Entre sus mejores piezas destacan Casas de viudos, La profesión de la señora Warren (que trata el tema de la prostitución y fue prohibida), Cándida, César y Cleopatra, Hombre y superhombre (sobre el mito del Don Juan, considerada su obra más ambiciosa), La otra isla de John Bull, Pigmalión, Casa del dolor, Regreso a Matusalén, Santa Juana, El carro de las manzanas, Demasiado verdadero para ser bueno y Ginebra. Detrás de la vertiente humorística de sus obras aflora una conciencia crítica y pesimista de la sociedad. En una ocasión escribió: "Mi manera de hacer bromas es decir la verdad; es la broma más divertida del mundo."
Nació en Dublín, en familia de la burguesía protestante irlandesa. Empezó a trabajar a los 16 años, por lo que terminó su formación cultural de modo autodidacto. Cuando sus padres se separaron fue a vivir a Londres con sus hermanas y su madre que era música de profesión. En los años siguientes trabajó como periodista y crítico teatral y musical, al tiempo que escribía novelas por entregas; con ingresos muy parcos, vivió en una relativa penuria.
Tras conocer la obra de Karl Marx, en 1884 se hizo socialista y pasó a formar parte de la Sociedad Fabiana, contraria al empleo de métodos revolucionarios para la transformación de la sociedad. La doctrina marxista se convirtió a partir de entonces en el principal referente de su brillante y ácida crítica social, presente en sus artículos y en su obra literaria .
Sus trabajos como crítico teatral le dieron cierto renombre, gracias especialmente a la desaprobación que hacía del teatro victoriano y su defensa de Ibsen. Orientó entonces su producción literaria hacia el teatro, género en el que encontró la mejor fórmula para desarrollar sus intenciones críticas y didácticas, y que le proporcionó el éxito. La agudeza de los diálogos y el realismo que domina en la mayor parte de sus obras le otorgaron gran popularidad. Paradójicamente, al final de su vida se había convertido en toda una institución del inconformismo. Su carrera como dramaturgo duró casi 60 años. Falleció en Ayot St. Lawrence.