Nació en Bujara, actual Irán, y su nombre en árabe era Abu'Ali al-Husayn ibn'abd Allah ibn Sina. Educado por su padre, a los 10 años ya había memorizado el Corán y numerosos poemas árabes. Adolescente, estudió medicina hasta recibir, con solo 18 años, la protección del príncipe Nuh ibn Mansur, lo cual le permitió entrar en contacto con la biblioteca de la corte samánida.
Su vida sufrió un brusco cambio con la muerte de su padre y la caída de la casa samánida, por lo que durante el siguiente período ejerció la medicina en diversas ciudades de la región de Jorasan, hasta que llegó a la corte de los príncipes Buyid, en Qazvin. No encontró el soporte social y económico necesario para desarrollar su trabajo, y se trasladó a Hamadan; bajo la protección del príncipe gue gobernaba la ciudad fue nombrado visir.
El desempeño del cargo le creó enemistades que le obligaron a huir cuando murió el príncipe, pues fue arrestado por alta traición y encerrado en una fortaleza. En esta época escribió sus dos obras más conocidas, La curación del error, que versa sobre lógica, ciencias naturales (incluso psicología), geometría, astronomía, aritmética, música y metafísica, en la que se reflejan profundas influencias aristotélicas y neoplatónicas; y el Canon de medicina, el texto sobre esta ciencia más célebre de su tiempo, compilación sistematizada de los conocimientos sobre fisiología adquiridos por médicos de Grecia y de Roma, a los cuales añadió los aportados por antiguos eruditos árabes, y los suyos propios.
Logró evadirse y llegó a Hamadan, donde fue colmado de honores. Allí falleció.
Se cuenta que Avicena fue amante del vino, de las diversiones y de las mujeres hermosas. El retrato que ilustra esta columna es un detalle del cuadro La disputa de Santo Tomás de Filippino Lippi.