Nacido en Nelabozeves, en familia humilde de posaderos y carniceros, el medio rural en que transcurrió su infancia dejó profunda huella en su espíritu. Estudiante de la Escuela de Organo de Praga desde 1857, su verdadera formación como compositor la alcanzó mientras actuaba como viola en la orquesta del Teatro Nacional de la capital bohemia.
El exitoso estreno en 1873 de su partitura coral Hymnus (inspirada en el poema de Halek Los herederos de la Montaña Blanca ) le valió ser considerado, junto con Smetana, el abanderado del nacionalismo musical checo. Sin embargo, a diferencia de Smetana, Dvorak supo ser también un músico cosmopolita, cuya obra revela una deuda con el sinfonismo germánico. Las Sinfonías 6, 7 y 8, la Suite checa, las tres Rapsodias eslavas, las dos series de Danzas eslavas y el Stabat Mater fueron algunas de las composiciones que cimentaron su fama dentro y fuera de las fronteras de su patria.
Después de visitar diversos lugares de Europa, donde se le aclamó como compositor y director, en 1891 fue nombrado profesor de Composición en el Conservatorio de Praga. Debido a su creciente celebridad ese mismo año recibió la oferta de dirigir el Conservatorio de Nueva York, ciudad a la que se trasladó en 1892. Aunque solo permaneció tres años en Estados Unidos, desarrolló una magnífica labor docente y su estancia fue decisiva en la gestación de dos de sus obras más conocidas: el Concierto para violoncelo y orquesta, y, muy especialmente, la Sinfonía número 9, Del Nuevo Mundo . Afectado por la nostalgia, regresó a su país natal en 1895. En sus últimos años, su estilo -con poemas sinfónicos como La bruja del mediodía - se situó entre los más avanzados de su tiempo, señalando la entrada de la música checa en el siglo XX.
Otras de sus obras son: diez óperas, de las cuales Rusalka es la más difundida, oratorios, poemas sinfónicos, música coral, requiem, misas, cantatas y oberturas.
Músico