Siglos XIX-XVIII antes de Jesucristo. Considerado "el padre del judaísmo", los cronistas hebreos inician la historia de su pueblo con este patriarca; a él está dedicada buena parte del Libro del Génesis del Antiguo Testamento. Comparten la veneración a su figura los seguidores de las tres grandes religiones monoteístas: judíos, cristianos y musulmanes. Abraham, cuyo nombre significa "padre de multitudes", es parte muy importante de la historia bíblica de la salvación ya que las religiones judía y cristiana lo tienen por depositario de la bendición para todos los pueblos. El judaísmo lo recuerda como un modelo de hombre justo, y ha alabado su vida mediante numerosas tradiciones. Nadie mejor que Abraham representa dos de las grandes aspiraciones del pueblo hebreo: la descendencia, y el encuentro de una tierra estable en dónde habitar para siempre. (En un pueblo nómada como era el israelita, la posesión de una tierra estable era una de sus máximas aspiraciones, y como tal se refleja a lo largo de toda su historia).