Por primera vez, en 24 años que tiene de participar como ciudadano en campañas electorales, Elías Hidalgo Salazar no sabe por quién votar.
La indecisión de este habitante de El Carmen de Mata de Plátano, Goicoechea, de 42 años de edad, se debe a que está decepcionado debido a los casos de corrupción que se han presentado durante los gobiernos de los dos partidos mayoritarios.
"Sea cual sea el partido que gane las próximas elecciones, si no viene con gente nueva, van a haber más chorizos", manifiesta este hombre que se gana la vida manejando un camión cisterna de la empresa Masís Vargas S.A.

Así las cosas, este esposo y padre de cuatro hijos, se encuentra dentro del 33,5 por ciento de ciudadanos costarricenses que a escasos ocho meses de los comicios de febrero de 1998 aún no han definido por cuál partido político votarán.
La indecisión también la ratifica el siguiente dato de Unimer: solamente un poco más de la mitad de la población (56 por ciento) está segura de ir a votar; un 24 por ciento expresó que tiene dudas si lo hará o no y un 19 por ciento afirmó que no irá a las urnas.
Las cifras anteriores son parte de los resultados que arrojó la encuesta de opinión realizada por la firma Unimer S.A., entre el 25 de abril y el 6 de mayo pasados y que La Nación publicó entre el domingo y el martes anteriores.
Y ¿a qué se deben tan altos porcentajes de indecisos? Políticos, asesores y analistas de los procesos electorales de nuestro país coinciden en una respuesta principal: existe un importante sector de la población que está decepcionado del sistema político.
Es decir, electores que cada vez más pierden la confianza en los partidos políticos, los políticos tradicionales, en los gobiernos y en la Asamblea Legislativa.
Mas indecisos
Ahora, a tan solo ocho meses de las elecciones del 1° de febrero de 1998, el porcentaje de electores indecisos es más amplio que hace cuatro años, cuando a esta misma altura --mayo de 1993-- la cifra era de 17 por ciento, según las encuestas que hizo Unimer en aquella época.
Dicho incremento en el número de indecisos se refleja también en materia de simpatía por alguno de los partidos mayoritarios. Mientras que en un sondeo efectuado por Unimer en mayo de 1993, un 11 por ciento no se inclinaba por ninguna agrupación, hoy día esa cifra es de un 28,4 por ciento.
De acuerdo con el analista político, Rodolfo Cerdas, los saldos actuales de pérdida de credibilidad en el sistema político obedecen en gran parte a que los indecisos son el sector que ha visto más claramente la contradicción que ha existido entre las promesas de campaña y las acciones de gobierno.
Mientras, Francisco Barahona, estudioso de los procesos electorales costarricenses, sostiene que el número de los desencantados no solo es mayor hoy día sino que también es posible que aumente la cantidad de este tipo de ciudadanos que finalmente se decida a no votar en febrero de 1998.
Para José Luis Vega Carballo, sociólogo político, cabe la posibilidad de que muchos de quienes dicen ser indecisos no lo sean en realidad, sino que están resentidos porque los partidos no han satisfecho sus expectativas.
¿Voto decisivo?
En medio de esta discusión, surge una pregunta: ¿Definirán los votos de los indecisos los próximos comicios nacionales?
Sí, responden José Miguel Corrales, precandidato del Partido Liberación Nacional (PLN), y su asesor en comunicación política, Víctor Ramírez.
"No sé si decisivo, pero sí muy importante porque las elecciones se definirán por un margen muy estrecho", contesta Wálter Coto, también precandidato del PLN.
Entre tanto, para Miguel Angel Rodríguez, virtual aspirante del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), y Luis Fishman, director de proyección política de esta agrupación, los sufragios de los indecisos serán importantes para terminar de asegurar y consolidar lo que ellos proyectan como una victoria clara.
Por esas razones, los tres precandidatos han definido diversas estrategias tendientes a tratar de "amarrar" el apoyo de estos electores.
Sin embargo, no solo ellos están actuando en ese sentido. Los partidos minoritarios también están haciendo lo propio por conquistar a dichos costarricenses.
Así por ejemplo, Federico Malavassi, candidato a la presidencia por el Movimiento Libertario, revela que el gran reto de este grupo es lograr que el desencanto de la gente por el PUSC y el PLN se traduzca en un cambio de simpatía que beneficie a una opción que ofrece respuestas que coinciden con las raíces costarricenses.
Rodrigo Gutiérrez Schwanhauser, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Nuevo Partido Democrático expresó que los partidos minoritarios tendrán posibilidades de atraer indecisos en la medida en que se organicen tomando como base los movimientos populares e impulsando una suma de liderazgos.
Agrega el hecho de tener claro que solo se puede crecer si se desgranan las mazorcas de los partidos mayoritarios, así como definir un proyecto político muy claro y realista, dirigido a jóvenes, mujeres, adultos mayores y a los sectores productivos.
Criterio similar ha externado Carlos Alberto Fernández, presidente de la Unión Generaleña, quien explicó que su movimiento apelará a los indecisos y desencantados para tratar de elegir regidores, síndicos y dos diputados.
Así son...
¿Se puede definir un perfil del elector indeciso?
Francisco Barahona, analista político, responde así: "Usted no puede hacer un solo cuadro de ellos."
Con él coinciden diversos políticos y estudiosos de los fenómenos políticos, quienes aportaron --por separado-- algunas características que piensan ellos tienen dichos ciudadanos.
Se encuentran en todos los niveles sociales y económicos, así como los hay de todas las edades --a partir de los 18 años-- y sexos.
Muestran un alto grado de incredulidad ante lo que dicen los políticos.
Por lo general, no pertenecen a ningún "rebaño" partidista.
Muchos de ellos detestan la propaganda por considerarla muy simplista, maniquea, repetitiva.
Es el sector más sensible para percibir la contradicción que existe entre las promesas de campaña y las acciones de gobierno.
Tienen la sensación de que en el país hay una gran corrupción. En ocasiones la visualizan mucho más grave de lo que en realidad es.
Una gran parte de ellos tiene la visión de que los dos partidos mayoritarios son iguales.
Son las personas menos apasionadas políticamente.
En la mayoría de los casos, es la gente que menos asiste a plazas públicas, no pone banderas en la casa ni exhibe ningún otro tipo de signo externo alusivo a un candidato.
Hay quienes tienen la percepción de que estos electores se van dividiendo en las mismas proporciones que logran las fuerzas electorales en las votaciones.
Fuente: Analistas políticos Francisco Barahona, Rodolfo Cerdas y José Luis Vega Carballo; además, Víctor Ramírez, asesor en comunicación política del movimiento de José Miguel Corrales, y Luis Fishman, director de proyección política del PUSC.
Habla la experiencia
Rodrigo Carazo Odio, Luis Alberto Monge Alvarez y Rafael Angel Calderón Fournier, tres expresidentes de la República que tuvieron que diseñar estrategias para conquistar votos en las campañas electorales para los comicios de 1978, 1982 y 1990, respectivamente.
Con ellos conversamos sobre las experiencias que vivieron en relación con los electores indecisos.
Rodrigo Carazo Odio
Presidente 1978-1982
"En aquel entonces no había voto indeciso. Había un porcentaje de gente que podía tener sus dudas, pero no era un grupo significativo que motivara el que hubiese una estrategia especial. Nosotros estábamos presentando una fórmula política diferente, y eso atrajo una cantidad importante de votos. Más bien, nuestros esfuerzos estuvieron dirigidos hacia tres grandes sectores: juventud, campesinos y gente de bajos recursos de las zonas urbanas. Logramos nuestros objetivos porque, además, la clase media nos apoyó desde el principio."
Luis Alberto Monge
Presidente 1982-1986
"Nosotros constituimos una comisión que analizara el voto indeciso y recomendara alguna estrategia para atraerlo. Sin embargo, no tuvimos una capa importante de este tipo de electores, dado que la gente se definió muy temprano por nosotros. Mi contendor más importante, que era mi queridísimo amigo don Rafael Angel Calderón Fournier, tenía un peso terrible sobre sus espaldas, que era cargar con el repudio que se generó por la administración Carazo. Entonces no hubo mucho esfuerzo que hacer para atraer indecisos."
Rafael Angel Calderón F.
Presidente 1990-1994
"Los asesores estadounidenses se sorprendieron de las filmaciones que vieron de la campaña del 86, de las escenas de calidez entre Calderón y el pueblo. Entonces insistieron en que en todo comercial, en todo anuncio mío, tenía que haber una escena cálida entre Calderón y el pueblo porque eran reales; es decir, transmitir lo que yo era. Yo aprendí que el candidato tiene que salir defendiendo aquello en lo que realmente cree; de ninguna manera salir defendiendo posiciones en las que no cree porque los pueblos aprecian la sinceridad o la falsedad."
Parecen, pero no son
En materia de indecisos, también se aplica el refrán popular que afirma que "no todo lo que brilla es oro".
Dicho de otra manera, no todo el que asegura que está indeciso es un indeciso.
Al menos esa es la opinión del analista político José Luis Vega Carballo; del expresidente liberacionista Luis Alberto Monge; del director de proyección política del Partido Unidad Social Cristiana, Luis Fishman, y del asesor en comunicación política del movimiento de José Miguel Corrales, Víctor Ramírez.
Según Vega, algunas de las personas que dicen ser indecisos a la hora de ser encuestados, podrían ser individuos que no quieren decirle al entrevistador quién es el candidato de su preferencia. "Esto, por desconfianza o por cualquier otra razón", dijo.
Monge contó que, en la campaña en la que él ganó la Presidencia de la República (1982), encontraron casos de ciudadanos que eran seguidores del Partido Liberación Nacional, pero preferían no revelarlo para evitar tener problemas con vecinos que tenían otras preferencias.
Para Fishman, muchos de estos costarricenses tienen miedo de confesar por quién votarán, debido a que son empleados públicos que no quieren perder el trabajo o enfrentar represalias por parte del gobierno de turno.
En opinión de Ramírez, un sector de la población asegura estar indecisa en cuanto a intención de voto, debido a que es muy recelosa de su privacidad e intimidad. "Les parece que nadie tiene por qué meterse con su afiliación partidaria", dijo.
Tierra de nadie
¿Qué tienen en común Edward Ruiz Narváez, Elizabeth Tijerino Sancho, Manuel Sánchez Calderón y Viria de Guash?
Ni más ni menos que son cuatro integrantes del "club" de ciudadanos costarricenses que aún no han decidido por quién votarán en los comicios del 1° de febrero de 1998.
¿Y a qué se debe la indecisión? Cada uno de ellos respondió a su manera.
Edward Ruiz Narváez
Habitante de Tres Ríos. Estudiante de la maestría en biología en la Universidad de Costa Rica. Soltero, de 24 años de edad.
"En la campaña pasada voté por Miguel Angel (Rodríguez) porque tenía planes más claros que Figueres (José María), pero en esta todavía no sé por quién votar pues no me gustan las ideas de Miguel Angel sobre vender algunas empresas del Estado para pagar la deuda interna; me gusta más lo que propone Corrales (José Miguel). Tendré que ver el desarrollo de la campaña, los planteamientos concretos y los programas de gobierno."
Viria de Guash
Reside en San Francisco de Dos Ríos. Estilista. Casada, tiene tres hijos.
"Esta es la primera vez que estoy indecisa. Es que no me gusta ninguno de los candidatos. Corrales nada que ver y Miguel Angel (Rodríguez) tampoco. Por tanta cosa que ha pasado, encuentro que hay mucha falsedad en los dos partidos (Liberación Nacional y Unidad Social Cristiana). Tendré que votar por alguien porque dejar de votar no se puede; pero todavía no he visto nada que me haga decidirme."
Elizabeth Tijerino Sancho
Habita en Paso Ancho. Cursa el segundo año de la carrera de nutrición. Tiene 24 años y está casada.
"La verdad, ninguno de los candidatos me convence de veras. De todos no se hace uno. Se ha visto que ninguno realiza sus planes de gobierno; se van más que todo en propuestas políticas y después nada. La vez pasada voté por Figueres (José María) pues siempre he seguido a Liberación Nacional, pero estoy muy desencantada. La verdad, como dice una profesora, aunque sea nulo, hay que votar."
Manuel Sánchez Calderón
Vive en San Sebastián. Vende frutas. Edad: 46 años, está casado y tiene tres hijos.
"Yo nunca he tenido partido, a lo último me decido por quién votar. Esta vez tengo la duda de si voy a votar porque la verdad hay mucha corrupción en los dos partidos (Unidad Social Cristiana y Liberación Nacional). No sirve ninguno de los dos; a los responsables de los chorizos no los llevan a los tribunales, sino que todo se queda a la deriva. Estoy resfriado. Tal vez votaría por una nueva opción, pero no sé."
Seduccion política
Conscientes de la importancia que tendrá el voto de los electores indecisos en las próximas elecciones nacionales, los estrategas y precandidatos de los partidos Unidad Social Cristiana (PUSC) y Liberación Nacional (PLN) ya tienen definidas las tácticas para intentar "seducir" a estas personas.
¡No somos iguales!
El arma del PUSC: Atacar la idea de que los dos partidos mayoritarios son iguales.
"Lo que estamos tratando de hacer es que no nos equiparen", explica Luis Fishman, director de Proyección Política de este partido.
Por eso las tiendas socialcristianas se abocarán a destacar una serie de hechos que --opinan ellos-- muestran con claridad las diferencias que aseguran tener en relación con el PLN. Entre otras: Un programa de gobierno serio, consistente y realizable, producto de un amplio proceso de consulta popular; una mayor participación de la mujer en puestos de elección popular; elección de candidatos a diputados mediante una mayor consulta popular.
Lo anterior apunta, según Miguel Angel Rodríguez, virtual candidato del PUSC, a tratar de convencer a los indecisos en cuanto a que este partido tiene el equipo más unido, la mejor visión y el dirigente más capaz para mejorar las condiciones de vida.
Examinen mi vida
El arma de José Miguel Corrales, precandidato del PLN: Exponer su vida, su movimiento y finanzas al escrutinio público.
Así lo resume Víctor Ramírez, asesor en Comunicación Política de esta tendencia: "El aspecto moral influye más que el técnico. La gente no está pidiendo explicaciones muy concretas sobre diversos temas; lo que quieren es un hombre en el cual poder confiar."
Las palabras de Corrales confirman lo anterior: "La estrategia tiene que ser lo que ha sido hasta hoy: la verdad. Examinen mi vida pública y privada; no tengo ningún problema."
Unido a lo anterior, se denunciarán los hechos de inmoralidad que se le logren probar a los adversarios; esto bajo la convicción de que quien no denuncia los actos irregulares es cómplice de quien los comete.
Ser natural
El arma de Wálter Coto, precandidato del PLN: Mostrarse tal cual es, como una persona natural y no artificial.
"Que me perciban como un ser humano con algunas virtudes y muchos defectos, y no como un producto publicitario; que me vean como una persona transparente, pero que eso se sienta y no que yo tenga que decirlo. Me parece que muchos de los indecisos se deciden más por lo que sienten que por las ideas que se puedan transmitir", dice Coto.