Monterrey (México), 14 oct (EFE).- La penetración del narcotráfico entre los tarahumaras del estado de Chihuahua, en el norte de México, los ha alejado de sus formas de vida y valores tradicionales, explicó hoy el escritor mexicano Raúl Manríquez.
El autor de "La vida a tientas", una novela que analiza desde la ficción este asunto, presentó hoy su obra en el marco de la XIII Feria Internacional del Libro Monterrey.
En entrevista con EFE, Manríquez explicó que su trabajo es una obra de ficción que en buena medida está basado en la realidad cotidiana que viven las comunidades.
La novela plantea la historia de un movimiento indígena en las sierras del estado de Chihuahua que se ve afectado por los intereses del narcotráfico y por la influencia de las autoridades corruptas mexicanas, señaló el autor.
El novelista explicó que la accidentada geografía de la Sierra de Chihuahua, donde viven unos 100.000 indígenas, se presta al cultivo de marihuana y en menor medida de amapola, una actividad de la que se han servido los habitantes de la región para evitar sus graves dificultades económicas.
"Para muchos de ellos el narcotráfico se ha convertido en la única posibilidad de superarse y destacar en esa región", precisó Manríquez, quien explora en su obra cómo ha afectado a la cultura y las formas de vida tradicionales de los tarahumaras el crimen organizado.
"Se han ido perdiendo algunos rasgos culturales valiosos de los indígenas y la vida se ha vuelto más violenta y azarosa", destacó el autor.
Comentó que hasta la fecha los tarahumaras siempre se habían mantenido aislados y defendían su antiguo modo de vida.
"Esa relación amorosa con la naturaleza y la actitud que los caracterizaba de estar muy por encima de los intereses materiales se ha ido diluyendo", aseguró Manríquez.
La proximidad de la zona a EEUU favorece los cultivos de los narcotraficantes, que se apoyan en los indígenas para vigilar y sembrar la droga en la sierra, dijo el escritor mexicano.
Agregó que en la cultura indígena sustancias como el peyote, un tipo de hongo alucinógeno, son usadas en las ceremonias por lo que a muchos no les plantea problema alguno participar en una actividad que es ilegal y está socialmente condenada en muchos países, concluyó Manríquez. EFE
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