Jerusalén, 4 nov (EFE).- Decenas de miles de personas asistieron hoy a la concentración anual en Tel Aviv en memoria del difunto primer ministro israelí Isaac Rabín, asesinado por un extremista judío hace once años.
El discurso principal de la manifestación fue pronunciado por el escritor David Grossman, cuyo hijo Uri murió este verano mientras luchaba en el sur de Líbano contra milicianos de Hizbulá.
Se trata del primer año que ningún político se dirige al público durante la concentración, ni siquiera Simón Peres, quien ha hablado todos los años anteriores.
"Una de las cosas difíciles que puso en evidencia la última guerra es el sentimiento de que estos días no hay un rey en Israel. El sentimiento es que nuestro liderazgo está vacío", dijo Grossman.
La muerte de Rabín, que encabezaba el proceso de Oslo, es considerada por muchos en Israel como la perdida de la mejor oportunidad de alcanzar la paz con los palestinos.
"No es fácil mirarnos a nosotros mismos este año. Hubo una guerra, Israel mostró su enorme músculo militar, pero después mostró debilidad y fragilidad", agregó.
Grossman llamó al primer ministro israelí, Ehud Olmert, a hablar con los palestinos y el presidente sirio, Bashir el Asad.
Recordó a su hijo y dijo que "la muerte de gente joven es una pérdida terrible, que clama. Pero no menos terrible que el sentimiento de que desde hace muchos años Israel pierde de manera criminal no solo la vida de sus hijos sino el milagro, la posibilidad de crear un estado democrático y civilizado".
Desde primera hora de la tarde las calles adyacentes a la plaza de Rabín, en el centro de Tel Aviv, fueron cerradas por unos 500 agentes de seguridad que cuidan de que la protesta siga su curso sin sobresaltos. EFE
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