Una adolescente de 15 años que vivía de recolectar basura en Buenos Aires, Argentina, se convirtió en la primera modelo “cartonera” (así se le llama a los “buzos” en Argentina) que debuta en las pasarelas de moda, un año después de ser descubierta en una calle por un ejecutivo cazador de talentos.
Daniela Cott, quien vive junto a su madre y diez de sus once hermanos en una modesta casa de Villa Caraza, en la populosa periferia sur de Buenos Aires, desfiló días atrás por primera vez en un desfile de modas de una conocida casa de tango de la capital argentina.
“Me sentí muy cómoda, me gustaría mucho seguir la carrera de modelo”, dijo Cott a la agencia AFP.
Ella es una chica de 1,76 metros de estatura, cabello largo e intensos ojos verdes, que integra la agencia Haru Models y cursa el último año de la primaria.
“Sos muy linda, podés ser modelo”, fue la frase que escuchó Daniela un año atrás mientras separaba desechos de una bolsa de basura, una forma de subsistencia que se expandió entre las familias empobrecidas de Argentina en los últimos años, a la sombra de la crisis que sacudió al país a fines del 2001.
Daniela pensó en la oferta durante todo el viaje hasta su casa. El hombre le había dejado una tarjeta con su teléfono. Dos días después, la muchacha lo llamó.
“Al principio no le creí, pero fui con mi mamá a la agencia, me sacaron fotos y vi que era serio”, contó sobre sus primeros pasos en el mundo de la moda.
Tratamientos y más. La piel de las manos de esta joven es áspera y tiene algunas cicatrices, vestigios de su trabajo como recolectora de basura.
“En la agencia me tratan muy bien. Me están haciendo un tratamiento con buenos productos en las manos y en la piel”, indicó.
Hasta entrar en el mundo de la moda, Cott asistía a la escuela por las mañanas, y en las tardes recogía basura junto a su madre, su tía y uno de sus hermanos en las calles de la capital argentina.
“Sacábamos las bolsas de basura, buscábamos cartones, botellas de vidrio o cualquier papel, y los sábados vendíamos todo en algún depósito. Me dio asco las primeras veces, pero después me acostumbré. Peor es salir a robar”, comentó la nueva modelo.
Con el dinero de su primer trabajo como modelo –unos 300 pesos ($94)– que ganó por una sesión de fotos para una casa de ropa, recuerda que fue a comer a un restaurante junto a su madre y sus hermanos.
La chica de la agencia Haru Models también contó que fue bulímica a los 10 años.
“No comía nada porque mi tía es un tanque enorme y me molestaban diciendo que, cuando creciera, iba a ser como ella…Por suerte lo superé”, asegura.
Dura existencia. Actualmente Daniela vive en una casa de tres habitaciones, en la que una es solo para ella. La otra la ocupa su mamá con su hermanita Luzmila, de apenas un año, y en la restante están sus cinco hermanos.
Pero ella está acostumbrada a sortear la adversidad.
De niña, su padre Hernán, de 33 años –y quien hoy vive a la vuelta de su casa pero con una mujer de 20–, la agredía y, en una ocasión, se vio obligada a denunciarlo a la policía.
En repetidas ocasiones, escuchó peleas entre su padre y su madre, Olga, de 38 años, con quien –dice– se lleva bien ahora, aunque antes discutían mucho.
“Yo me enojaba y me iba de mi casa. Me encontraba con mi única amiga, Marisol, y lloraba con ella. Aparte, uno de mis hermanos consumía drogas… Es que nuestro barrio es una porquería, se juntan muchos vagos en la esquina de mi casa”.
Pero esos son tiempos pasados. Ahora esta muchacha sueña con un futuro prometedor en las pasarelas y no le tiembla la voz para afirmar que desea parecerse a modelas famosas como Valeria Mazza, Nicole Neumann y Luisana Lopilato.
“Lo que me pasó a mí fue en el momento justo y en el lugar indicado. Es como si Dios me estuviera dando una segunda oportunidad. Y a mí me encantaría aceptarla y dar la talla”, manifestó con convicción la jovencita.