La segunda Cumbre de la Tierra concluyó ayer en Nueva York sin declaración política final, tras fracasar los intentos para alcanzar un acuerdo sobre medidas concretas para evitar una degradación irreversible del medio ambiente en todo el planeta.

"Hubo falta de voluntad política", dijo a la prensa el presidente de la Asamblea General de la ONU, Razali Ismaíl. Precisó que la Cumbre de la Tierra adoptaría, sin embargo, un documento final que incluya un programa de acción con "algunos resultados positivos" del encuentro.
"Esto es un total fracaso", señaló Thilo Bode, dirigente de la organización ecologista Greenpeace, que acusó de "claudicación" a los gobiernos participantes por su falta de determinación para atender las cuestiones ambientales.
Los representantes de los 160 países participantes en la Cumbre de la Tierra concluyeron sus deliberaciones ayer. La falta de acuerdo fue patente en particular sobre las medidas a tomar para luchar contra el recalentamiento del planeta.
No obstante, los gobiernos anunciaron ayer que realizarán una nueva Cumbre de la Tierra en el 2002, en la que evaluarán el avance en materia de conservación.
En el vacío
La reunión examinó durante cinco días el camino recorrido desde la conferencia celebrada en Río de Janeiro, en 1992, y procuraba diseñar nuevas estrategias de cara al siglo XXI.
La falta de declaración política "demuestra lo difícil que es amarrar los temas en ese contexto, cuando durante cinco años no se produjeron suficientes resultados", explicó Razali.
La carencia de consenso se produce luego de que el presidente estadounidense, Bill Clinton, eludió todo compromiso -el jueves- de cara al establecimiento de límites obligatorios para la emisión de gases responsables del recalentamiento global.
Presionado por el Congreso y por los grupos industriales, Clinton se negó a aceptar la propuesta europea de un límite para la emisión de esos gases, que la reduciría en un 15 por ciento de aquí al 2010 en relación con el nivel registrado en 1990.
El encuento "reveló una traición escandalosa de las promesas adelantadas en Río", señaló Kevin Dunion, de la organización ecologista Amigos de la Tierra.
Tampoco hubo acuerdo en Nueva York sobre la ayuda pública al desarrollo por los países industrializados, que disminuyeron sus aportes desde la reunión de Río, ni sobre medidas para atender el problema de la deforestación, considerado "urgente".
La única medida aprobada por consenso fue la elaboración de un programa de protección de los recursos de agua dulce, pero sin el financiamiento necesario para respaldarlo.
"El resultado global es bastante discreto", añadió Razali. "Esto es una especie de señal de alarma para la ONU."