BARRANCA ABAJO. Tres actos de Florencio Sánchez. Presentación: Teatro Universitario, Teatro Nacional, Compañía Nacional de Teatro. Elenco: Marcelo Gaete, Anabelle de Garrido, Paula Calvo, María Silva, Katherine Castro, Sara Astica, Allan Calderón, Fabricio Gómez, Stoyan Vladich, Vinicio Rojas, Allan Hernández. Música: Jorge Schellemberg Vestuario: Rolando Trejos. Luces: Telémaco Martínez. Escenografía: David Vargas. Dirección: Júver Salcedo. Teatro de Bellas Artes (UCR). Sábado 12 de abril. 8 p. m.
Los principales entes teatrales del país financiados con dineros públicos, a saber, el Teatro Nacional (TN), la Compañía Nacional de Teatro (CNT) y el Teatro Universitario de la Universidad de Costa Rica (TU), han unido esfuerzos, por vez primera, para producir una temporada que reúne tres obras importantes del repertorio dramático.
La inicial ha sido Barranca abajo , drama rural del uruguayo Florencio Sánchez (1875-1910), considerado un clásico del teatro rioplatense y latinoamericano, que se estrenó a principios de abril en el TN, donde se mantuvo pocos días y luego se trasladó al teatro de Bellas Artes de la UCR.
A fines del mes en curso, Copenhague , del inglés Michael Frayn (n. 1933), obra reciente que ha obtenido mucho éxito en distintos escenarios mundiales, se estrenará en el Nacional, donde se mantendrá por pocas funciones y después pasará al de Bellas Artes.
Posteriormente, a comienzos de julio, La gaviota, tragicomedia del ruso Anton Chéjov (1860-1904), estimada una obra maestra del teatro universal, también se estrenará en el TN, donde, como las piezas anteriores, estará unas pocas fechas, antes de trasladarse al teatro de la Aduana.
Las tres puestas en escena están a cargo del uruguayo Júver Salcedo, quien ya ha dirigido aquí en varias ocasiones. Sin embargo, ni él ni nadie nunca antes había acaparado tantos montajes de envergadura en tan corto tiempo.
Barranca abajo presenta la historia del gaucho viejo, Zoilo, quien, desposeído de sus tierras por las maquinaciones legales de un hacendado vecino y la complicidad de jueces corruptos, se ve relegado y menospreciado hasta por su propia familia, y al fin queda completamente solo.
Como drama rural, Barranca abajo es emblemático de la destrucción del estilo de vida de los gauchos y su reemplazo por el de la clase urbana dominante, apoyada en la potestad represiva de las autoridades.
La obra se estrenó en Buenos Aires, en 1905, y, aunque los temas y los tipos sociales de la obra de Sánchez no tienen mayor vigencia o actualidad en nuestro país, ni hoy siquiera en Uruguay o Argentina, el texto poderoso, junto a la verosimilitud y realismo del argumento, pueden convertir la obra en una emotiva experiencia teatral para el público.
Esto apenas se logró a medias en el montaje harto pedestre de Salcedo, debido principalmente a la configuración heterogénea del elenco, que mezclaba actores de extensa práctica y capacidad con otros de menor pericia o noveles.
En particular, me pareció notable la encarnación que Sara Astica hizo del personaje de Ña Martiniana, vieja celestina marrullera. Asimismo, si bien su elocución a menudo no era muy clara, la actuación de Marcelo Gaete emparentó al viejo Zoilo con las figuras patéticas de Job y el Rey Lear, paralelos dramáticos que quizá el autor trazó, sin que alcanzaran la trascendencia bíblica o shakesperiana de esos arquetipos.
Por igual, María Silva le otorgó presencia y talante a su interpretación de Rudecinda, la contrariada hermana de Zoilo, y Anabelle de Garrido se mostró creíble en el papel de Dolores, la quejumbrosa pareja del viejo gaucho.
Significada por la forma simbólica del tronco seco de un árbol, la escenografía de David Vargas optó eficazmente por la austeridad en el decorado; Telémaco Martínez iluminó de manera funcional y el vestuario de Rolando Trejos lució apto, salvo por los trapos excesivos con que vistió a Martiniana.
Pese a la concepción rutinaria del montaje de Júver Salcedo y a las actuaciones incongruas en los papeles menores, hubo suficientes atractivos histriónicos en los papeles mayores y méritos en el texto y la estructura dramática de Barranca abajo , de Florencio Sánchez, para mantener el interés de este espectador durante los 90 minutos de la representación.