Afines del siglo XVIII y principios del XIX la reputación de Domenico Cimarosa (1749-1801) como compositor de ópera italiana no tuvo parangón antes de Rossini. En el retrato musical de sutilezas emocionales, algunos comentadores de entonces lo equiparaban con Mozart, entre ellos Stendhal, quien también alabó el ingenio, pasión, brío y alegría de sus óperas.
De más de 60 obras dramático-musicales escritas por Cimarosa, El matrimonio secreto es la que hoy se encuentra con mayor frecuencia en el repertorio de los teatros de ópera, pero el humor bufonesco y la sencillez escénica de El maestro de capilla (Il maestro di cappella), mantienen este "entremés jocoso" --compuesto alrededor de 1790-- entre las favoritas de los conservatorios y escuelas de canto.
El asunto es breve: un cantante fanfarrón pretende dirigir la orquesta que lo acompaña en una aria, según él, de "estilo sublime", digno de los "antiguos maestros". Pero, vista su incompetencia como maestro de capilla, es decir, como director de orquesta, al final los músicos se rebelan y lo echan del escenario.
Los amantes de la lírica recordarán al barítono argentino Oscar Grassi como el creíble y cómico Don Bártolo del montaje desigual de El barbero de Sevilla, que la Compañía Lírica Nacional (CLN) presentó el pasado julio.
Ahora de nuevo podrán disfrutar de su gracioso manejo del modo bufo, en su propia escenificación de El maestro de capilla, que se estrena hoy oficialmente en el teatro Melico Salazar.
Con luces y escenografía de David Vargas, y vestuario cedido por la CLN, el montaje se acerca a una recreación del ambiente de la época (el traje de Grassi, donado a él por el Teatro Colón, luce muy hermoso).
El desempeño de la Orquesta Sinfónica Juvenil (OSJ), dirigida por el titular, maestro Marvin Araya, confirmó la impresión favorable que recibí en el concierto ofrecido el sábado 22, en el Teatro Nacional, reseñado el miércoles en esta sección.
En el acompañamiento, los jóvenes músicos y el maestro Araya obtuvieron un sonido afinado y compacto, los grupos instrumentales enlazados de manera puntual. En especial, los violines se mostraron ágiles y precisos.
Tengo entendido que la OSJ y el teatro Melico Salazar contemplan seguir con montajes de óperas cómicas y sencillas, y también con funciones en concierto de operetas y zarzuelas. Si así fuera, quizá los responsables podrían reparar en la conveniencia de presentarlas, cuando sea del caso, en traducciones al español.