
La Compañía flamenca Cal y canto, debuta en nuestro medio con el espectáculo denominado
La directora, junto a otras coreógrafas, retoman el mito latinoamericano de
Este mito trata sobre el dolor humano ante la pérdida y, en este caso, la protagonista llora su pena hasta llevarla al recuerdo, mediante las escenas El arrullo, El amor, Los demonios y La partida.
Lo anterior se logró por el trabajo de las coreógrafas Anna María Mendoza, Estefanía Madrigal, Milena Picado y Aída Vargas, quienes utilizaron elementos de varios lenguajes técnicos y enfoques corporales para mover al elenco, a través de una decena de episodios.
A nivel de interpretación cabe destacar la presencia de Anna M. Mendoza en los solos de
En las escenas de grupo, el resto de los integrantes ejecutaron sus movimientos, tanto al unísono o como solistas, cuando correspondía con la energía necesaria.
El espectáculo contó con música original de Luis Fernando Aguilar y Rodolfo Muñoz, la cual fue interpretada por el ensamble de la compañía. Ellos expusieron varios textos tratados al ritmo de malagueñas, fandangos, tientos, cantiñas, seguiriyas, entre otros.
Otro elemento destacable fue la participación del cantaor español Francisco Contreras Molina, conocido como
En lo referente a la plástica escénica, la escenografía de Fernando Castro inspirada en la ilustración de Juan José M. Durán, llenó el escenario de manera sutil y majestuosa con la imagen de un árbol barrido por el viento.
La iluminación de Telémaco Martínez supo sacarle partida a lo propuesto por Castro, tanto en los colores como en las intensidades lumínicas. Por otra parte, el diseño de vestuario fue concebido por la compañía, el cual demuestra el gusto por la estilización, que favorece al elenco.
Con
Esperamos que su presencia en los escenarios contribuya a la profesionalización del flamenco, y que en sus nuevas propuestas veamos más baile grupal