Vanilla Sky . Dirección: Cameron Crowe. Guión: Alejandro Amenábar, Mateo Gil, Cameron Crowe. Fotografía : John Toll. Música: Bob Dylan, Paul McCartney, Nancy Wilson. Con Tom Cruise, Penélope Cruz, Cameron Díaz, Kurt Russell, Jason Lee, Noah Taylor. Estadounidense, 2001. Estreno.
Un filósofo del siglo 17, René Descartes, que aconsejaba dudar de todo, llegó a poner en duda nuestra vigilia. Sí, podríamos estar soñando y creernos despiertos.
El presente artículo, desde dicho punto de vista, ¿pertenece al campo de lo soñado? ¿Sus posibles lectores también?
Vanilla Sky gira alrededor de esta universal sospecha, aunque a su protagonista David Aames (Tom Cruise) se le mezclan sueño y realidad; y se torna preciso aquí fijar una línea divisoria.
David es un tipo exitoso, novio de Julie (Cameron Díaz), y sufre un accidente después de su fiesta de cumpleaños, en la que conoce a Sofía (Penélope Cruz).
Sobrevive milagrosamente, pero ninguna cosa ya será como antes. La vida que desvive es grata, feliz, armónica... y sin embargo, hay en ella una nota falsa, una herida subconciente que no lo deja en paz.
¿Y si le hubieran construido un "sueño lúcido", una existencia virtual? ¿Quiénes? Los expertos en criogenética, duchos en hibernación y otras perplejidades.
Borges decía que esto sería lo más aterrador que a uno le puede pasar. Que te implanten creencias, afectos y una memoria que no son tuyas: seríamos robots que ignoran su robotismo.
Cameron Crowe ( Casi famosos ), basado en Abre los ojos (1997) de Alejandro Amenábar, cuyo guión sigue al pie de la letra, redondea un filme de enorme brío inquisitivo, ecos metafísicos persuasivos y dolorida inquietud.
El clima, secuencia tras secuencia, aporta a la narración una densidad que se toca con los ojos. Nos fascina, desconcierta e hipnotiza. Carga la mente de pálpitos estremecedores.
Tom Cruise cumple, a mi juicio, la suprema labor de su carrera.
Cabe preguntar, a la hora del estribo, cuál es la diferencia entre Vanilla Sky y Abre los ojos .
La respuesta habría que buscarla en el uso de distintos elementos figurativos: ciudad, cielo, habitaciones. Lógico: Crowe filmó en Nueva York; Amenábar, en España.
No obstante, la incertidumbre es la misma y la incertidumbre es el pulmón de la cinta, ese más allá de la frontera que transitamos a ritmo de vértigo.
Ahora sí, se la recomiendo; y de paso, quiero hacerle un pedido: deje ser a la película. Ella, de a poco, le retribuirá con la moneda de su misterio y su luz.
De nada.