
¿Y DÓNDE ESTÁN LAS RUBIAS?(WHITE CHICKS)
Estados Unidos, 2004.
Dirección: Keenen Ivory Wayans.
Guion: Keenen Ivory, Shawn y Marlon Wayans.
Fotografía: Steve Bernstein.
Música: Teddy Castellucci.
Montaje: Jeff Gourson, Stuart H. Pappé.
Duración: 97 minutos.
Los hermanos Wayans se meten en la comedia con sustrato social, en vano intento de acudir a los modelos de la comedia con sátira social, pero se quedan en una insustancial crítica a la sociedad parasitaria y elitista de los ricos y famosos.
Esto es lo que les sucede con su más reciente filme ¿Y dónde están las rubias? (2004).
Cierto que aquí no hay tanta insistencia ni majadería por burlarse de las personas con minusvalías físicas. Tampoco hay tanto afán por el lenguaje chocarrero ni por el humor cantinero y escatológico, con cuanta cochinada se les viene a la cabeza a los Wayans, como sucedió con Scary Movie (2000) y su secuela (2001).
Esta vez tenemos a dos torpes agentes del FBI.
Por culpa de sus impericias están a punto de perder el trabajo. De pronto, tienen su oportunidad, cuando deben proteger a las hermanas Wilson, tan rubias como el robot metálico de la saga La guerra de las galaxias (Tripio).
Nuestros agentes (Shawn y Marlon Wayans), tan negros como las emociones de una telenovela, deciden que la mejor manera de proteger a las rubias es ¡disfrazarse como ellas! De aquí en adelante el filme va de mal en peor: el humor resbala como pingüino en el hielo para quedar patas arriba, como cucaracha indefensa.
Los agentes travestidos son el eje de una trama destramada, sin ninguna creatividad narrativa y llevada visualmente a pura brocha gorda, sin estilo ni pinceles en las cámaras. Las actuaciones son malísimas: trabaja mejor Chiricuto o cualquier muñeco de ventrílocuo.
¡Qué lejos están los hermanos Wayans de filmes como Una Eva y dos Adanes (1959), con Tony Curtis y Jack Lemmon, travestidos ante Marilyn Monroe! ¡Qué lejos del talento de un director como Billy Wilder! Lo cierto es que ¿Y dónde están las rubias? merece la calificación más baja.