El personaje más conocido en la narrativa del doctor Seuss es, posiblemente, el verdoso y bilioso Grinch, el de las Navidades.
En esta ocasión, los guionistas Cinco Paul y Ken Daurio se basan en otro relato menos ácido del doctor Seuss y dan una versión bastante libre en cine, con el título de Horton y el mundo de los Quién (2008, Dr. Seuss' Horton Hears a Who! ).
Entre la comedia y la acción, la hechura de este animado es responsabilidad de Jimmy Hayward y de Steve Martino, quienes sacan bien su trabajo con un equipo que aprovecha las posibilidades tecnológicas existentes hoy en Hollywood, sobre todo para este tipo de animación por computadora. Hay algunas pocas secuencias dibujadas, a contrapelo del estilo del filme, adrede, por supuesto.
Es la historia de Horton, elefante de orejas grandotas y versátiles (solo que no vuela), capaz de oír las voces salidas de una pelotilla de polvo, donde viven los Quién, ciudadanos de Villa Quién. Los animales de la selva creen que Horton está loco y quieren destruir el nudillo de polvo. Pero Horton se mantiene en defensa del pequeño poblado...
Este animado se mira nítido, al detalle y con buenos fondos gracias a la tecnología exclusiva de Blue Sky, creadora de trazos por rayos CGI. La presencia visual y la textura son lo mejor de la película.
El relato se pierde en la narración, por exceso de personajes secundarios y por el continuo paralelismo de dos historias que, al final, han de juntarse. Es un relato disperso que, pese a ello, tiene el mérito de conjuntarse hacia el final: su debilidad estructural se convierte en su mérito textual.
Horton, como gracioso y buen elefante, permite una grata trompada de humor, al igual que lo logra el personaje/alcalde de los Quién. Esos son los eslabones que van jalonando el relato e impiden que se empantane la trama.
Como es usual con este tipo de cine, la película se comporta como fábula con sabia enseñanza, repetida en el filme y cantada al final.