Hace poco llegó a los cines una buena comedia de ciencia-ficción titulada
Igual, el director Paul Feig ha trabajado –sobre todo– para la televisión; pero a fe que lo hace bastante bien con la acidez humorosa de
Por otro lado, más por testarudez del guión que de su realización visual, el relato tiende a repetirse en algunas situaciones o a alargar otras: es como llover sobre mojado. Un trabajo más exigente con el montaje nos habría dado un largometraje mejor amarradito, más corto y un tanto más humoroso.
Nada más. La verdad, el filme
La trama es simple: la mejor amiga de Annie (Kristen Wiig) se va a casar. Annie espera ser la madrina y organizadora de la despedida de soltera y de la boda, pero Helen (Rose Byrne) no está dispuesta a que eso suceda tan fácilmente. De esa simple disputa, habrá una serie de sucesos (algunos de gran comicidad) que muestran la naturaleza humana en sus más distintos rasgos.
Dicho humor pasa por buenos momentos escatológicos y, en general, el filme corre como sátira sulfurosa con sus imágenes y como un desvarío verbal con sus diálogos. La causticidad nos llega más adentro de la piel por esas dos rutas. Amén de que tenemos un retrato muy, pero muy diferente de las mujeres, si comparamos con la imagen que –por lo común– nos ofrece de ellas la comedia hollywoodense.
La música es un buen soporte de las intenciones emotivas de la película: las canciones dicen algo más sobre lo que acontece en pantalla. La acción principal encuentra muy buenas muletas con dos o tres subtramas bien engarzadas ante la coherencia interna del relato.
Solo espero que esta película no sea ignorada por los amantes de las buenas comedias y del buen cine en general. Hay secuencias hilarantes, ya verán. No cae en la misoginia ni en los arquetipos sexistas. Al menos, yo no vi nada de eso.