Por primera vez, los alemanes hacen un recuento sobre los últimos días del Tercer Reich y de su líder Adolf Hitler. Son sus últimos 12 días, con más exactitud, y se muestran en la impactante película La caída (2004), dirigida por Oliver Hirschbiegel (nacido en Hamburgo, también pintor) en su tercera película.
Este filme es parte del esfuerzo colectivo alemán por asumir y tratar de entender, si es posible, su vergüenza histórica, algo muy distinto a los japoneses, quienes buscan pasar la página como si nada hubiera sucedido. Lo cierto es que Hitler llegó al poder con los votos de los ciudadanos alemanes y esto nos recuerda la responsabilidad al votar.
No nos vamos a detener a explicar lo demostrado: Hitler y su movimiento nazi fueron la expresión sígnica no solo de una guerra cruel, sino también del genocidio, de la tortura y del sadismo inhumano. La película en cuestión se muestra como memoria histórica y lo hace con notables virtudes cinematográficas, sobre todo con gran dominio del arte de la narración, lo que no es fácil dado el tema.
El guion, muy bien estructurado, es responsabilidad de Bernd Eichinger, quien se basó en el libro Hasta el último momento: La secretaria de Hitler cuenta su vida, de Traudl Junge, quien fue testigo de dichos acontecimientos y quien cierra el filme con palabras e imágenes suyas (corte documental). En el resto del largometraje, dicho personaje está bien encarnado por la actriz Alexandra María Lara.
También el guionista recurrió a la obra titulada El hundimiento: Hitler y el final del Tercer Reich, del historiador Joachim Fest. De aquí se extrae el retrato de Hitler y de sus inmediatos compañeros (Himmler, Goebbels, Goering, entre otros). Surge la duda, adrede dicha por el filme: ¿cómo es posible que ese hombre cariñoso con los perros, especial con los niños, caballero con las mujeres y capaz de casarse con Eva Braun casi ante las tropas rusas, fuera el tirano psicópata?
¿Cómo esa persona logró inyectarle tanto odio a la juventud alemana? ¿Cómo hizo del genocidio una actividad militar e industrial? ¿Cómo contagió tanta capacidad para la maldad? Porque Hitler fue también un hombre capaz de retroalimentarse en su parte oscura con los instintos destructores de que habla Freud (el tánatos).
Aquí, la película es una propuesta psicológica.
En el búnker, sótano de concreto de 15 metros de profundidad, se dio una historia contada por este largometraje desde las contradicciones de los propios verdugos. Lo hace con énfasis creativo y el aporte de una eximia actuación de Bruno Ganz (como Hitler). Así, aunque suene incómodo decirlo, es película de aterrorizante gran calidad, donde descubrimos extremos antagónicos: lo humano de la bestialidad y lo monstruoso de lo humano.
La caída es filme que no hay que perderse por ninguna razón, es duro y riguroso, espejo y testimonio, documento para que la humanidad nunca transite por un camino igual o semejante, pero. ¿no se escribe en Iraq o Afganistán la prepotencia de otro gobernante?