Enlace mortal (Phone Booth) . EE.UU., 2003, 80 minutos. Dirección: Joel Schumacher. Guión: Larry Cohen. Fotografía: Matthew Libatique. Intérpretes: Colin Farrell, Forest Whitaker, Keith Nobbs, Katie Holmes, Kiefer Sutherland.
El teléfono es el gran pretexto narrativo del filme Enlace mortal . O mejor, para seguir literalmente su traducción del inglés: Cabina teléfónica.
Este sitio público de comunicación, ya algo obsoleto ante la omnipresencia en nuestras vidas de los celulares, es el lugar donde se origina y desarrolla el filme de Joel Schumacher.
Ese director ha explorado temáticas y géneros muy disímiles, que van desde el melodrama y el suspenso, hasta la comedia o la ciencia-ficción: Línea mortal (1990) , Muriendo joven (1991) , Un día de furia ( 1993) , Batman forever (1995) o 8 mm (1998), se encuentran entre sus filmes más conocidos.
Por otro lado, el guionista Larry Cohen retomó una idea original de Alfred Hitchcock para armar una interesante historia, aunque con ciertos baches argumentales y de verosimilitud.
La historia de Enlace mortal se desarrolla así: Stu es un típico publicista en la alocada ciudad de Nueva York, que desde su celular y con toda la soberbia y arrogancia de su aparente "éxito" y juventud, manipula, miente o trata a muchas personas de forma grosera, prepotente y despectiva.
Como es previsible, Stu está también casado, pero tiene relaciones más allá de su pareja. Su último capricho es una joven actriz a la que intenta seducir vía telefónica, llamándola desde una cabina pública para que su comunicación no sea registrada por su esposa.
Es en esa cabina pública donde Stu recibe una llamada anónima de alguien que dice conocer al detalle su vida, y que amenaza con matarlo en ese mismo instante -con un rifle de alta precisión- sino cumple con sus instrucciones: que llame a su esposa y su pretendida amante y les confiese todo.
Con esa curiosa y moralista demanda, y el reproche de que se arrepienta de su arrogancia y prepotencia, este "vengador anómino" intimida a Stu, quien debe permanecer allí y hacer lo que el otro desee, sino quiere morir de un disparo en ese mismo lugar.
A partir de una idea ciertamente inquietante, pero (como supondrán) bastante difícil de llevar a imágenes durante largo tiempo, Schumacher logró sortear ese peligroso inconveniente y articuló una buena historia de suspenso, con "ganchos" narrativos y emocionales suficientes para que no decaiga la tensión y el interés del espectador, a pesar de ciertos giros poco verosímiles.
Los otros dos buenos sustentos del filme son, por una parte, la actuación de Colin Farrell, quien logra un muy buen tránsito de ese personaje soberbio del inicio, a su empequeñecimiento moral y arrepentimiento posterior. Y, por otro lado -quizás lo mejor de la película- el expresivo e imaginativo uso de la fotografía de Matthew Libatique ( PI. Fe en el caos; Requiem por un sueño) , apelando a la cámara en mano, los zooms constantes, intercalando planos y encuadres, pasando de lo macrofísico a lo microfísico, dividiendo la pantalla e introduciendo cuadrículas de otra escena. Todo ello le permitió explorar siempre apegado al eje argumental del filme- la idea de que la comunicación virtual constituye una de las bases o sustentos fundamentales de nuestras sociedades contemporáneas.