Costa Rica quiere ser reconocida mundialmente no solo por sus bellezas naturales y la protección del ambiente, sino también porque impulsa la producción de tecnologías sostenibles entre futuros inversionistas y entre las empresas que ya están instaladas.
Emmanuel Hess, gerente de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), explicó que el país se perfila con un fuerte potencial para la creación de tecnología limpia en las áreas del software, paneles solares y hasta en la producción de abono orgánico, ya sea para la exportación o para consumo interno.
Asimismo, el ejecutivo destacó las oportunidades en la renovación de los recursos hídricos y en la explotación de desechos agroindustriales (como broza, bagazo y cachaza) para la generación de energía a través de la biomasa.
La experiencia en producción sostenible no es nueva en el país. El Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) genera energía con agua, con el vapor de los volcanes (geotérmica) y con el viento.
La transnacional Boston Scientific, que produce dispositivos médicos, cuenta con la certificación LEED-CI, la cual garantiza que el diseño y la construcción de los edificios usan lo último de la tecnología destinada a minimizar el impacto ambiental.
Estas y otras oportunidades formaron parte de la oferta en producción de tecnología verde que el país promocionó entre inversionistas extranjeros durante el Costa Rica Investment World.
Esta actividad se realizó el miércoles y ayer en el Hotel Herradura, con el auspicio de Procomer, y estuvo dedicada a la promoción de las inversiones.
A la cita asistieron 105 representantes de 70 empresas internacionales provenientes de América, Asia y Europa, así como 23 compañías multinacionales instaladas aquí y 79 suplidores locales.
De las 70 compañías visitantes, cerca de 12 se dedican al desarrollo de tecnologías limpias. Ventajas. Durante los dos días de actividad, funcionarios de Procomer y de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde) resaltaron las ventajas del país para atraer este tipo de inversiones.
Entre los puntos altos destacaron la disponibilidad de mano de obra capacitada, seguridad jurídica, buen sistema del sistema de salud y prestigio internacional por el cuidado de sus recursos naturales.
Pero, ante todo, Hess le dio especial relevancia a la reforma a la ley de zonas francas, que entró en vigencia en enero pasado.
Con esta reforma, se incentiva que las compañías inviertan en zonas de menor desarrollo y, a cambio, gozarán de la exención del pago del impuesto sobre la renta durante seis años.
En Costa Rica hay 262 empresas que funcionan según este régimen y que, juntas, generan algo más de 55.000 empleos directos, según la Asociación de Zonas Francas.
Sin embargo, Hess reconoció algunas debilidades del país para hacer más fluida o amigable la experiencia de invertir aquí, como, por ejemplo, los extensos plazos para abrir un nuevo negocio.
Un estudio del proyecto Doing Business 2010, que proporciona una medición objetiva de las regulaciones para hacer negocios, indica que, de 183 países, Costa Rica se encuentra en la posición 127, en cuanto a la tramitología necesaria para abrir un negocio.
Hess confía en que estos escollos se superen con la apertura de la ventanilla única de inversión en las próximas semanas.