México, 9 feb (EFE).- El Gobierno mexicano creó un instrumento para medir el grado de corrupción de sus ciudadanos, una prueba de evaluación personal elaborada por la Contraloría al que la prensa bautizó como "corruptómetro".
Esta prueba comenzará a aplicarse en los próximos días en el marco de la campaña "Caja de herramientas contra la corrupción", señaló la jefa de la Unidad de Vinculación para la Transparencia de la Contraloría, Aliza Chelminsky, en declaraciones difundidas hoy por el diario "Reforma".
El "corruptómetro" obliga a los ciudadanos a responder qué haría en situaciones cotidianas como la reventa de boletos, el pago de sobornos para evitar filas, trámites o multas y la piratería, entre otras.
"En México ya no reconocemos que hay corresponsabilidad en la corrupción. No aceptamos ciertos hábitos de la vida como corruptos. Por ejemplo, dar dinero para que recojan la basura", dijo Chelminsky.
"Al contrario, lo vemos como un paso que nos ayuda, que aligera el trámite. Para los mexicanos, en general, dar una mordida (soborno) para sacar una licencia de conducir no es corrupción, es parte de la vida cotidiana", añadió.
En caso de sacar una puntuación deficiente, el "corruptómetro" señalará al ciudadano que su conducta es "inaceptable" y debe corregirse.
"Tienes una calificación mínima de honestidad. Caer tan frecuentemente en actos de corrupción tiene a este país y a su gente en un estado lamentable", afirma el test.
La Contraloría elaboró el "corruptómetro" sobre la base del modelo seguido en los países menos corruptos, como Finlandia y Australia, y en las políticas de conducta de las grandes trasnacionales.
Inicialmente, se distribuirán 50.000 encuestas a través del Consejo Mexicano para la Filantropía (Cemefi), que aglutina a unas 7.000 organizaciones no gubernamentales.
Según datos de Transparencia Internacional, el costo anual de la corrupción en México alcanza 24.000 millones de pesos (unos 2.181 millones de dólares). EFE
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