
La fuerza y destreza no son condiciones ajenas a las mujeres, tampoco lo es el coraje de subirse al ring .
Cuatro boxeadoras costarricenses se pusieron anoche los guantes para participar en el Undécimo Campeonato Centroamericano de Boxeo Aficionado, que abrió una categoría femenina.
Katalina O'Connell Montes, la primera del equipo, viene desde Golfito para luchar.
Ella empezó a boxear a los 13 años, ahora tiene 19. “Todo fue por accidente. En el gimnasio de Golfito había un entrenamiento, me invitaron a participar y vieron que tenía potencial”, contó la joven, quien peleó anoche en la categoría de 48 kilos (más información en Puro Deporte: Pág 7).
Aunque no es muy alta, mide 1,52 centímetros, ha trabajado muy duro para pulir su técnica.
Sus menudos brazos están bien marcados por su afición al kayak. “Desde que mi papá me subió a un kayak, a los seis años, no lo he dejado”, contó Katalina, quien vive frente al mar.
La atleta tiene seis hermanos más, pero solo ella vive con su padre, Patrick, en Golfito. “Él me apoyó para terminar el colegio. Ahora me ayuda para que entrene todos los días”, agregó sobre su rutina, que incluye ayudar en las labores de la casa.
Su gran sueño es ir una olimpiada y convertirse en profesora de educación física.
De piel morena y con un pelo lacio de un brillo envidiable, Martina Arias Sáenz siente que las mujeres no tienen ningún obstáculo en el boxeo.
Esta vecina de Escazú, de 17 años, peleará en la categoría de 60 kilos del campeonato.
Alumna de sétimo año, cuando sale del Liceo de Escazú, a las 4 p. m., corre a entrenar. “A los 12 años me hicieron una prueba y seguí adelante, quiero ser una gran boxeadora”, dijo.
Y quedan dos...
Karla Varela Rodríguez es otra chica de brazos fuertes.
Tiene 22 años y peleará contra boxeadoras de 70 kilos.
“Hace tres años subí al cuadrilátero, pero primero jugué futbol”, explicó esta vecina de San José, quien gusta del cine, la música y el baile.
Además de entrenar, estudia para sacar su noveno año e inscribirse en la Fuerza Pública.
Karol Hernández León es la mayor del equipo con 27 años.
Hace seis meses se puso los guantes en la categoría de 57 kilos. “Esto del boxeo es reciente, yo he pasado 13 años practicando taekwondo y dos años kickboxing ”, explicó.
Vecina de Coronado y madre de un menor de nueve años, por las mañanas cumple con su rutina de dejar a su hijo en la escuela, limpiar la casa y hacer el almuerzo. Por la tarde, acude a sus entrenamientos.
“Mi hijo, Gerald Drummond, también va a lecciones de kickboxing , quiero que aprenda la disciplina de ser atleta”, explicó.
Las cuatro jóvenes no solo tienen los puños en alto para sobresalir en el ring, sino también para luchar contra los vicios.
Todas afirmaron que el boxeo implanta valores positivos, como la dedicación y disciplina.