Las claras pupilas de Arantxa Argüelles han iluminado su vasta y aún joven carrera de danza. Desde los tres años, los estilizados y puros movimientos de la danza clásica se fueron perfeccionando conforme crecía la artista, quien funge como directora del Ballet de Zaragoza desde abril de este año.
Esta compañía española se presentará hoy, a las 8 p. m., y el domingo 16, a las 10:30 p. m., en el Teatro Nacional con Amor brujo, obra del compositor español Manuel de la Falla.
El ballet que interpretarán combina elementos de la danza clásica y la danza española fusionados por el argentino Carlos Vilán, coreógrafo invitado.
La historia que se representará es un drama de dos parejas comprometidas en matrimonio, pero cuyo verdadero amor se encuentra en la pareja contraria.
La directora artística del Ballet de Zaragoza tiene 27 años, pero en ese tiempo ha acuñado un amplio curriculum que hace alusiones a lugares tan diversos como España, Inglaterra, Dinamarca y Cuba.
No concibe su vida sin la danza, pues desde que tiene memoria se acuerda estar unida a unas zapatillas con puntas.
Un poco incomoda porque desde que puso un pie en Costa Rica no han parado de confundir su trabajo: algunas periodistas pensaban erróneamente que ella es bailarina de flamenco. Tremenda pifia! Ella es bailariana clásica.
Al inicio de la conversación su mirada parecía opaca, pero conforme hablaba de su trayectoria y detalles de la compañía que ahora dirige, por suerte, su actitud cambió.
-¿Qué ha representado la danza en su vida?
-La danza ha sido una constante durante mi vida. Ahora estoy en una experiencia diferente a la que viví como bailarina, pues estoy a cargo de una compañía y eso genera una visión diferente de las cosas.
"No es lo mismo responder a las órdenes del director, que llevar a 23 bailarines (a Costa Rica solo vinieron 11). Es más complicado, pues hay más cosas en qué pensar, no solo la cuestión artística, sino también en dinero, vestuario, luces; en fin, es un aprendizaje total.
-¿Qué puesto la realiza más?
-No lo sé, ¡humm!, realmente no lo sé... Pero, podría decir que me llena más esta nueva faceta que la anterior.
"Como directora artística, la satisfacción es más personal, me siento orgullosa de lo que en conjunto hemos conseguido.
"Sin embargo ambas son diferentes y tienen sus propios atractivos.
-¿Qué características son preferibles en un bailarín?
-Uno siempre mira primero lo físico, porque es lo que impacta; pero si se tienen desventajas en este aspecto se pueden superar con trabajo.
"Algo que es muy importante para cualquier tipo de bailarín es la musicalidad, es decir seguir el ritmo y las pautas que marca la música.
"Hay gente que parece no disfrutar de la música, su pareja y él van por lados diferentes; eso es algo insoportable.
"Yo prefiero sacrificar un físico bonito por alguien que sienta la música y lo que baila. Por supuesto, la técnica y los ensayos constantes también son muy importantes.
"Lo que sale de adentro es lo esencial.
-¿Es preciso que un bailarín lleve estudios de música?
-No creo que sea absolutamente obligatorio, pero es recomendable.
"Yo lo hice, llevé un curso de solfeo y me ayudó mucho. En las grandes escuelas estatales, como la Opera de París, se llevan varios cursos de música y eso les ha beneficiado.
"Lamentablemente en Europa no hay suficientes escuelas públicas, sino una gran cantidad de academias privadas pequeñas.
-¿Qué tendencias se desarrollan en la danza europea?
-Si hablamos de las grandes compañías de cada país se siguen presentando los grandes clásicos, sin dejar de lado las nuevas tendencias creativas.
"En Europa tenemos muchísima suerte, porque todo está más cercano y el movimiento de bailarines es mucho más amplio.
"No hay una tendencia especial en Europa, sino que hay muchas. Se puede encontrar de todo, desde compañías que hacen clásicos hasta otras totalmente vanguardistas.
"Nosotros somos privilegiados, estamos en el centro viendo pasar los cambios alrededor.
Muy personal
Le gustaría bailar con ...
"Mikhail Baryshnikov, aunque ya está muy anciano".
Mi mayor sueño es...
"Ampliar el Ballet de Zaragoza: tener más bailarines, más dinero, hacer más coreografías, viajar más..."
Si no hubiese podido ser bailarina, ¿qué sería?
"Cantante de ópera, la música siempre me ha llamado la atención. Se acuerda, yo llevé solfeo".
¿A quién admira?
"A Alicia Alonso, directora del Ballet de Cuba, pues a pesar de sus impedimentos físicos me impacta su forma de trabajar y empeño".