Los dotes de explorador de Armando Rojas Arguello se remontan a sus años de colegial.
De esa época recuerda haber viajado por Centroamérica en la modalidad de autostop y ya de adulto, esas ansias por conocer otros lugares, lejos de mermar, se han incrementado.
Por eso, cada fin de año Armando hace planea algún nuevo viaje y comienza a trabajar duro para reunir el dinero y las provisiones que necesita para concretarlo.
El Tapón del Dariem, último eslabón de la carretera panamericana entre Panamá y Colombia, se cuenta entre sus proezas.
Armando es fotógrafo profesional y tiene su estudio, AR Fotografía, desde hace 25 años en un local del centro comercial El Pueblo.
Residente en San Antonio de Guadalupe, este soltero empedernido se describe como una persona hiperactiva que adora su trabajo.
“No soy de fiestas, casi no tengo amigos, soy raro en ese sentido”, afirma sin mayores complejos.
Reconoce, eso sí, que de vez en cuando sale con amigas, pero hace énfasis en su trabajo como aquello que de verdad le inspira y le apasiona.
“Si usted me quiere ver aburrido lléveme a una fiesta”, asegura.
Eso sí, cámara en mano la actitud suya cambia por completo y se convierte en una persona alegre y extrovertida.
Su tiempo libre lo aprovecha para desplazarse a diferentes lugares del país en donde pueda disfrutar a sus anchas del ambiente al aire libre.
Por eso, los fines de semana lo encontrarán en algún charral o a la orilla de un río con sus tres perros, que siempre lo acompañan en sus paseos.
“Nado, vacilo en el río y tomo fotografías”, así de simple describe su rutina de paseo.
Armando comenta que antes viajaba con alguna amiga, pero al final ni lograba tomar buenas fotografías, ni tampoco lograba una buena compañía.
“Ellas iban pensando en el hotel y yo en la tienda de campaña”, explica, y de inmediato razona. “Tal vez no he encontrado la mujer apropiada”.
Aunque se nota que en realidad esa soledad no lo desvela, y más bien parece que con su cámara, la montaña, el río y sus perros, a él, le sobra y basta.