Cuando mis hermanos estaban en la escuela y a mí me faltaba un año para ingresar, recuerdo cómo los envidiaba porque ya sabían leer , y, para no quedarme atrás, tomaba alguna revista hacía que leía, aunque inventaba las historias.
Muy emocionante fue para mí como cuando mi maestra de 2° grado, la niña Olga, esta vez en la Escuela Mauro Fernández, me dio como regalo un libro: La Vuelta al mundo en 80 días . Era mi propio libro, mi primer libro que podía leer sin tener que hacerlo; lo cuidé, lo leía y releía , y recuerdo que, como era de pasta dura, le daba brillo.
Más tarde, ya en los grados superiores, mi hermano mayor era aficionado a leer novelas de vaqueros, y poco a poco yo fui interesándome y se las quitaba para leerlas. Eran novelas sin cuadros. Uno se imaginaba los grandes hatos de ganado que iban desde Texas hasta el Norte, o los sheriff luchando en duelos contra los malos.
Entre mi 5º grado y el 9º año, apenas comenzaban las vacaciones, me iba hacia donde mi tía Virginia, allá por la iglesia de Las Ánimas, para pedirle algún libro prestado. Era impresionante : tenía casi todo un cuarto lleno de libros. En esta época leí mucho a Doistoieski. Leía en las mañanas mientras mis amigos se levantaban para ir a jugar futbol a La Sabana. Más o menos me leía un libro por semana.
En esos años también compré mis propios libros. Todos ellos eran biografías. Al llegar a 15 años ya me sabía la vida de Abraham Lincoln, de Benjamín Franklin, de George Washington. Me gustaba, y aún ahora más, conocer la vida de gente importante , que había cambiado la vida de todo un país.
No fue de extrañar que, al llegar a 10º año, me fui por Letras. Entre todos mis buenos profesores de esos años en el Liceo de Costa Rica, Julia María Conejo, mi profesora de Español, me motivó a escribir y en 11º año escribía en Vértice, el periódico del Liceo. Mientras tanto, mi profesora de Literatura Universal, Niria Alán, influyó mucho en mi lectura.
De pequeña figura, pero estricta y muy clara en lo que esperaba de sus alumnos, nos hizo viajar por la Grecia Clásica , el Romanticismo Francés; conocimos el teatro de MoliËre, a Víctor Hugo, Stendhal y Dante, entre otros.
Creo que no es casualidad que esté cerca de cumplir los 10 años de escribir esta columna. La próxima semana les contaré por qué les narro esto hoy.
Apartado: 281-2070 Sabanilla