Cuando un niño tiene que ser dejado por un período prolongado de tiempo, desarrolla mecanismos de defensa para contrarrestar la sensación de abandono que genera el estar lejos de sus padres. A un niño de corta edad le cuesta captar la dimensión del tiempo, pues vive en el presente. Dado que la separación fue posiblemente imprevista, y generó ansiedad en todos, es de esperar que esta provocara reacciones fuertes en el niño. Sin embargo, usted no debe sentirse culpable por esto, pues la culpa genera actitudes inconsistentes: en un momento se le da rienda suelta al niño y en otro, se responde castigándolo, lo que crea confusión respecto a la figura de autoridad. Sugeriría evaluar el entorno (que no haya sobreestimulación ni sobreprotección, pues ambas incrementan el enojo), jugar con él, darle mucho afecto físico, establecer límites claros y no responder cuando manda mensajes que provocan enojo en usted. Contrólese y use técnicas de corrección que no involucren castigo físico.