Varias lectoras me preguntan sobre la costumbre del "baby shower". En español se conoce como "té de canastilla", pero al igual que otras palabras y costumbres foráneas aquel anglicismo se hace cada vez más frecuente entre nosotros.
En realidad, se trata de un pequeño festejo que se le da a la futura madre con el fin de hacerle un obsequio que usará después del parto. La mayoría de las madres ya saben de antemano qué necesitarán al nacimiento de sus hijos, y es conveniente hacer una lista con el fin de revisar cuáles artículos hay que comprar.
El festejo también da pauta para llenar de emoción las pocas semanas que faltan para el nacimiento del bebé. En algunos países se acostumbra dar la fiesta después del parto, por si ocurriera alguna eventual fatalidad y para evitarle a los padres la tristeza de devolver los regalos.
Siempre emociona mucho el abrir un regalo para el bebé, ya sea antes o después del parto. Lo mejor es consultar a la futura mamá sobre la fecha del festejo, ya que el cansancio de los primeros meses del bebé no permite disfrutar plenamente de un agasajo.
Lo correcto es hacer de la reunión una invitación cortés y no una obligación para con la futura madre, especificando siempre la cuota o el tipo de regalo que se espera dar.
Cuando una pareja adopta un bebé, ¿hay que hacer un té de canastilla? Sí, y es una excelente idea, ya que el festejo es para anunciar a un nuevo miembro de la familia. Si el niño no es un recién nacido, es recomendable regalarle ropa, preguntando de antemano su talla.
También es perfectamente aceptable el dar un "baby shower" a una madre soltera. Recordemos que el traer al mundo a un bebé sin padre es una tarea muy difícil, y la futura madre necesita sentirse querida y apreciada por sus parientes y amigos cercanos.
En las oficinas casi siempre se restrieguen estas celebraciones a las mujeres, pero, si el ambiente de trabajo es muy pequeño, todos pueden participar de la celebración y hacerlo en la hora del almuerzo.
En estos casos, lo más recomendable es dar un regalo en común y pedir una cuota para costear el almuerzo, y ¿por qué no? también invitar al futuro papá a celebrar.