Valladolid. El cineasta canadiense Atom Egoyan denuncia el histórico sometimiento de los derechos humanos a los intereses políticos y económicos de las potencias mundiales en su última película, Ararat, una proclama contra el olvido del genocidio padecido por el pueblo armenio a manos turcas en 1915.
Ararat, proyectada ellunes dentro de la Sección Oficial de la 47 Semana Internacional de Cine (Seminci) de Valladolid, está basada en el testimonio de Clarence Douglas Ussher sobre la represión realizada por los turcos y que publicó en su libro Un médico americano en Armenia (1917).
La matanza
Egoyan, de origen armenio, rememora la matanza de un millón de personas en la zona de Van a cargo del ejército otomano, temeroso de una posible traición de este pueblo en favor de Rusia durante la Primera Guerra Mundial, debido a su proximidad geográfica con esa nación.
La puesta en marcha del filme "supuso un gran reto porque ya tenía un guión de tipo histórico, pero necesitaba un impulso, una motivación para llevarlo a la pantalla y que al final me dio mi hijo hace unos años", afirmó Egoyan en una conferencia de prensa posterior al pase del largometraje.
Esta decisión consistió en una pregunta de su hijo "sobre si alguna vez los turcos habían pedido perdón a los armenios por los acontecimientos que habían ocurrido en 1915", dijo Egoyan.
El director ha sido laureado en tres de las cuatro ocasiones que ha participado en la Seminci con El liquidador (Espiga de Oro 1991), Dulce porvenir (Espiga de Oro 1997) y Exótica (Espiga de Plata 1994).
Para restañar esta especie de herida abierta en su conciencia, el director nacido en El Cairo en 1960 y nacionalizado canadiense, rodó Ararat , nombre de una montaña armenia; "por eso se puede decir que es una película sobre la transmisión de traumas entre los descendientes" de pueblos brutalmente agredidos de esta manera.
Atom Egoyan retomó el guión histórico que tenía y construyó un largometraje basado en las peripecias de un grupo que intenta realizar una película con ese material, todos ellos vinculados de alguna manera al "genocidio armenio, lo que les dará incómodos "planteamientos psicológicos".
El director de Ararat, que reconoció la complejidad de su estructura fílmica, lamentó el olvido en que se sumió este episodio histórico al término de la Primera Guerra Mundial.