Hace unos cuantos años, se dudaba de que el cine siguiera siendo una actividad rentable y que atrajera multitudes.
¿Por qué? Por la llegada, cada vez más fuerte, de las salas de alquiler de vídeos y por la paulatina desaparición de cines en el centro de San José y en las provincias.

Pero hoy, la apertura de varios cines en los centros comerciales y malles en las afueras de San José, más las largas filas que se ven día a día antes de cada tanda, confirman que el cine sigue cosechando "adictos" en el país.
Es tanto así, que la empresa transnacional Cinemark Internacional Inc., con sede en Estados Unidos, está interesada en abrir decenas de cines en Centroamérica en el curso de los próximos cinco años, 23 de ellos aquí.
Para analizar estos fenómenos consultamos a Luis Carcheri, gerente del circuito de cines Magaly y a William Venegas, crítico de cine de este diario.
Auge hacia los extremos
La expansión de la ciudad de San José hacia el este y el oeste, en grandes centros comerciales con facilidades de acceso y de estacionamiento, ha hecho que los cines también se salgan, poco a poco, del centro de San José. Aunque la afluencia en ese sector sigue siendo alta.
Esta tendencia la confirma Carcheri, quien considera que los precios del terreno en San José "hacen que se busquen tierras en áreas donde se puedan conseguir extensiones amplias a un costo mucho más bajo. Y entonces se ofrece estacionamiento y otras facilidades que son las que los cines han tratado de aprovechar para sus clientes".
William Venegas coincide con su criterio, pero asegura que no solo es una tendencia de los cines, sino todo un fenómeno sociológico. "La gente trata de alejarse de una ciudad tan fea como lo es San José".
Según Carcheri, la depresión de la afluencia de público a los cines que se dio hace unos años se superó porque se logró controlar, en buena medida, la piratería de vídeos (incluso ya ha habido condenas para los transgresores).
Otra razón es el mejoramiento tecnológico y la renovación de los equipos de los cines. "Lo que pasó hace unos años fue que se pagaba un 110 por ciento de aranceles sobre los equipos cinematográficos. Con costos tan altos, los exhibidores de provincias no pudieron renovar equipos y, por consiguiente, no lograron contrarrestar el efecto de la piratería. Ahora, gracias a modificaciones arancelarias, el monto de los impuestos ha disminuido. Pero el asunto, en su momento, afectó mucho a la industria. En los últimos 15 años, cerraron 100 de los 136 cines que existían".
Otro aspecto que se puso en práctica para contrarrestar los problemas fue el fraccionamiento de grandes cines en varias salas pequeñas, con lo que aumentó la oferta y la variedad de películas.
Venegas también considera que el cine está en auge. Para él, "la práctica demuestra que la gente no está yendo menos al cine, al contrario, hay un aumento. Los cines pasan repletos, y eso está sucediendo porque las personas buscaban comodidades y mejorías tecnológicas que los nuevos cines les han proporcionado, por lo que el enamoramiento se ha vuelto a producir".
Con Cinemark, ¿que pasara?
Por otro lado, Luis Carcheri considera como positiva la llegada al país de la cadena de cines estadounidense Cinemark International Inc., pese a que viene a trabajar por un mismo mercado.
"Lo vemos desde el punto de vista de la actividad del cine en general, ya que en la medida en que hallan más salas, más personas van a ir al cine, y el quehacer cinematográfico en general se fortalece".
Para el gerente de Circuito de cines Magaly, hay una serie de problemas comunes que se pueden resolver en conjunto, como: la censura, el problema de derechos de autor en las película, e impuestos entre otros. "Nuestra intención es establecer relaciones armoniosas con esa empresa".
Aunque por el momento no ha habido un primer contacto entre la compañía extranjera y la nacional, Carcheri afirmó que su propósito no es entrar en conflicto con ella.
Al consultarle sobre ¿cómo será para entonces la distribución del material fílmico?, el empresario manifestó que es muy prematuro hablar de eso pero que podría ser posible establecer una especie de intercambio.
"Los dos compañías que traen películas al país -Discine S.A y Romaly S.A- son representantes de algunas casas norteamericanas (aproximadamente doce) pero en el mundo hay como unas 100 ó 200 más. Podría ser que ellos nos den de las suyas y nosotros a ellos", acotó.