Bogotá. Jane Chaplin, la hija del célebre director y actor inglés Charles Chaplin, asegura que su padre vive de nuevo: alguien ha tomado su forma y espíritu para inmortalizar la presencia de quien popularizara el cine mudo, 25 años después de su muerte.
Pero ella no quiso revelar quién es ese personaje y para ello hay que hurgar en el libro que escribe desde Cartagena, una cálida ciudad colombiana a orillas del Atlántico, sobre la vida de su familia y sus visiones más íntimas de la misma.
"Alguien ha reencarnado en su atuendo, alguien ha hecho que lo volvamos a ver, a sentir", según lo aseguró Jane, una suiza de cuarenta y seis años de edad, quien se inspira de las aguas del trópico para escribir su libro Refusing to run ( Rehusar a correr ).
El texto, que aspira culminar en mayo próximo, se divide en dos partes: la primera de ellas es anecdótica, familiar y reveladora de su infancia hasta la muerte de sus padres; mientras que la segunda es filosófica, novelesca y visionaria de la reencarnación.
"No conocí a mi padre tanto como hubiera querido porque trabajaba todo el tiempo y mi madre lo protegía demasiado para que no estuviera cansado en el trabajo. Tuvimos un estilo de vida muy estricto, un poco militar, como la era victoriana, pero eso evitó que fuéramos esnobistas", agregó la hija del célebre actor.
Con un bajo perfil, Jane la menor de una familia de ocho hijos se ha colado en el mundo del cine en diversas facetas.
En París hizo libretos, decoró escenarios y actuó en papeles cortos, en Madrid y Londres escribió guiones, y en Orlando produjo el filme Christopher Columbus: The Discovery .
Otro tipo de talento
Desde muy joven reconoció que no tenía la pasión ni el talento para actuar, como lo ha demostrado su famosa hermana Geraldine, de quien dice estar muy contenta y orgullosa, pero eso no le ha impedido deleitarse con el mundo de la imagen.
"Siempre he tenido la tendencia a correr, a huir de los problemas, de la gente, de las situaciones, pero ya no lo hago y eso me hace feliz", confesó refiriéndose al título de su obra
Con esas palabras admitió también lo difícil que es construir una vida sin el peso de sus apellidos, incluido el de su abuelo, el gran dramaturgo estadounidense Eugene OíNeill.
Divorciada y con dos hijos, uno de dieciseis años que vive en California con su padre y otro de nueve que la acompaña en Cartagena donde vive actualmente, Jane es indecisa en calificar a su padre como genio, pero acepta que, como todo "gran creador", fue un hombre de muchas contradicciones.
"Quizá su mayor contradicción fue la de radicarse en Suiza. De todos los lugares del mundo ¿por qué diablos tuvo que escoger ese? Quizá porque es un país pequeño, limpio y neutral, pero es muy aburrido", explica Jane dejando entrever la molestia que le dejó el haber estudiado en un internado suizo de religiosas.
A su juicio, la apacible nación alpina pudo servirle a su padre como lugar para evitarse problemas luego de que Estados Unidos le negara la entrada en 1952, por sus ideas irreverentes y de tinte comunista.
Pero, ¿era Suiza un terreno fértil para la creatividad? "Mi padre fue una oveja que se rehusó a seguir el rebaño, una buena oveja negra. Un hombre que voló contra el viento y que eso fue lo que reflejó en todas sus películas", afirmó Chaplin.
Seguramente su padre, sostuvo, hubiera visto con buenos ojos el desarrollo tecnológico que ha tenido el cine, pero, según acotó ella: "Se hubiera horrorizado de ver la cantidad de dinero que se necesita para hacer un filme".